Diseñar y corregir exámenes es uno de los trabajos más arduos de los docentes. Puede insumirles días o hasta semanas. Pero Matías Alvarez Chaffer encontró una gran solución: hacerlos a través de la inteligencia artificial.
“Lo que antes me llevaba una semana, ahora lo resuelvo en un minuto. Y mejor”, cuenta este docente de la carrera de abogacía de la Universidad de Morón.
¿Cómo lo hace? Primero, carga los contenidos de la materia en un programa de inteligencia artificial y después le van dando órdenes sobre el tipo de examen, el grado de dificultad, la cantidad preguntas y el valor de cada respuesta correcta.
En apenas un minuto, el programa arma el examen. El resto es imprimirlo para entregárselo a los alumnos en el aula o, si se trata de una clase virtual, enviarlo por internet.
Y no solo eso. También logró que la inteligencia artificial los corrija. “Si es por múltiple choice directamente pone la nota. Si son respuestas para desarrollar da algunas sugerencias sobre si la respuesta es correcta o no, pero la decisión definitiva queda en el profesor”, explica Matías.
Así no solo encontró en la inteligencia artificial una manera de ganar tiempo. También algo que para él es lo más preciado: enriquecer la formación de los estudiantes.
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