Carla Ricciardelli tenía 24 años, vivía en Temperley con su mamá y uno de sus hermanos. Estaba por volver a estudiar el profesorado de matemática que había dejado en la pandemia. Hacía un año estaba en pareja con Iván Díaz.
Los últimos cuatro meses de relación, según cuenta su mamá fueron bastante tormentosos. El 30 de noviembre Carla estaba en su casa con Iván, su hermana escuchó gritos y al encontrar al cuarto vio que él la estaba golpeando salvajemente, lo echó de la casa. Al día siguiente, la mamá de Carla realizó una denuncia por violencia de género hacia Iván; denuncia que Carla nunca se enteró. Desde ese día nadie sabe nada de él, está prófugo y hay una recompensa de hasta $5.000.000 para quien aporte datos sobre su paradero.
Seis días después Carla apareció muerta colgada en la casa de unos amigos en Parque Barón. La Justicia dice que se trata de un suicidio, la familia de Carla cree otra cosa.
La Justicia busca a Iván por estar imputado por el delito de homicidio en grado de tentativa, agravado por el vínculo y por violencia de género. Es decir, lo buscan por haber intentado matarla días antes, y no por la muerte. Consideran que es un violento suelto y que no pueden aislar un hecho del otro.
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