Estela, Lilian, Sebastián, Mercedes y Tito tienen muchas historias encima. Y también muchas ganas de contar cómo cambiaron las cosas. En un mundo que muchas veces idealiza lo que fue, ellos ofrecen otra mirada. Con vivencias personales y llenas de matices, que invitan a repensar.
Sebastián, de 84 años, comparte lo que fue crecer en un entorno donde no se hablaba de emociones, y cómo hoy se alegra de ver a su nieto Facundo viviendo su libertad. Estela, con 72, recuerda los límites que se imponían sobre el cuerpo y el deseo femenino. Hoy disfruta de conocer gente, de bailar, de vincularse desde otro lugar.
Lilian, de 65, cuenta cómo hizo un clic: empezó a priorizarse, a disfrutar de su vida, sin culpas ni exigencias impuestas. Mercedes, con 80, conoció a su compañera en la organización Puerta Abierta. Habla de la libertad de amar desde el deseo y no desde el mandato. Y Tito, con 88, observa con humor y sabiduría los cambios que ha presenciado.
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