El cuerpo de la pequeña Benét Ramsey, de 6 años, fue encontrado en el sótano de la casa de sus padres el 26 de diciembre de 1996 en Estados Unidos. Aquel crimen causó conmoción.
El padre de la pequeña, John Bennett Ramsey, era presidente de una compañía informática y una exreina de concursos de belleza, Patricia Ramsey era la mamá. Ambos se despertaron esa mañana sin encontrar a su hija en la cama.
En su lugar, había una carta en la que se decía que había sido secuestrada y que, si querían volver a verla, tenían que entregar alrededor de 118.000 dólares. Una condición: no llamar a la policía. No les hicieron caso y, 8 horas después de alertarles, la encontraron muerta en el sótano de su casa de Colorado: habían abusado sexualmente de ella y la habían estrangulado.
La niña había ganado varios títulos, incluyendo America’s Royal Miss, Colorado State All-Star Kids Cover Girl, Little Miss Charlevoix Michigan, entre muchos otros.
La investigación por el asesinato se reactivó hace unas semanas, tras la detención de Randy Simons, un fotógrado de 66 años, encarcelado por 15 cargos de pornografía infantil.
Pamela Griffin, una conocida del detenido, sospecha de su participación en aquel asesinato y reclamó que lo investiguen, a pesar de que poco después del crimen de Ramsey ya lo habían interrogado.
Griffin fue quien le recomendó el fotógrafo a la familia de la niña, cuyo caso motivó varios documentales e investigaciones periodísticas. Les dio su tarjeta creyendo que él podría ayudarles a relanzar la carrera profesional de su hija y así acordaron una primera sesión de imágenes de la pequeña.
Patsy Ramsey, que acompañó a su hija aquella vez, quedó encantada con el resultado de las fotos que le permitieron a JonBenét comenzar una carrera exitosa en los concursos de belleza en Estados Unidos.
El crimen motivó todo tipo de hipótesis y hasta los padres y un hermano de la nena, que entonces tenía 9 años, estuvieron bajo sospecha. Randy Simons fue otro de los apuntados, pero luego fue descartado como sospechoso. El examen de ADN no coincidió con las muestras genéticas que habían hallado en el sótano de la casa de los Ramsey.
Griffin reforzó sus sospechas con un recuerdo espeluznante. Contó que por aquellos años llevó a su hija a una sesión de fotos con Simons. Para una de las imágenes, el hombre le dio a la pequeña un barrilete para que posara con él. La cuerda era idéntica a la que habían encontrado en la escena del crimen.
El hombre cayó ahora, acusado de 15 cargos de pornografía infantil después de utilizar WiFi público en un restaurante y "descargar imágenes inapropiadas". Así volvió a quedar en la mira de los investigadores.
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