Phillip Hancock, de 59 años, recibió la inyección letal en la Penitenciaría Estatal de Oklahoma en la ciudad de McAlester, según reportaron las autoridades.
Esta la ejecución número 24 realizada en 2023 -todas en los estados de Alabama, Florida, Misuri, Oklahoma y Texas- y la última prevista en Estados Unidos para este año.
La Junta de Indulto y Libertad Condicional de Oklahoma había recomendado a inicios de mes concederle el indulto a Hancock y asignarle prisión perpetua, pero el gobernador Kevin Stitt se lo negó.
Hancock fue sentenciado a pena de muerte por los asesinatos en 2001 de Robert Jett y James Lynch, miembros de una pandilla de motociclistas.
El hombre alegó defensa propia en su acción. Relató que les disparó a Jett y Lynch durante una pelea luego de que los dos individuos intentaron obligarlo a entrar a una jaula en Oklahoma City, donde vivía el primero de los pandilleros.
Oklahoma reanudó las ejecuciones capitales en 2021 después de una moratoria de seis años debido a ejecuciones fallidas en 2014 y 2015.
Según una encuesta reciente de Gallup Poll, el 53% de los estadounidenses apoyan la pena de muerte para algunos condenados por asesinato, en lo que constituye el porcentaje más bajo desde 1972, cuando la Corte Suprema bloqueó las ejecuciones en el país -reinstauradas cuatro años después-.
La pena capital fue abolida en 23 estados del país, mientras que otros tres -California, Oregon y Pensilvania- cumplen una moratoria a su aplicación.
La pena de muerte ha sido aplicada principalmente a través de la inyección letal en los años recientes, sin embargo, el estado de Alabama pretende usar el próximo año el método de inhalación de nitrógeno, lo que sería algo inédito a nivel mundial.
Este procedimiento, en el cual el deceso es provocado por hipoxia (agotamiento de oxígeno), se programó para el 25 de febrero con la ejecución de Kenneth Smith, de 58 años, sentenciado a muerte por un asesinato ocurrido en 1988. (AFP)
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