Portada  |  11 julio 2022

El video del hombre que se robó un avión del aeropuerto de Seattle y se suicidó estrellando la nave

Los controladores de tráfico aéreo siguieron en su intento por persuadirle. Los audios dan cuenta de que, durante largos minutos, le pidieron que intentara un aterrizaje seguro. Richard Russell no manejaba esa opción.

Internacionales

Richard Russell tenía 29 años y se desempeñaba, hasta entonces, como funcionario del aeropuerto de Seattle.

Ese viernes por la tarde, lucía una polera negra con el grabado “The Sky’s No Limit” (El cielo no tiene límite), en su espalda.

Era el 10 de agosto de 2018 y nadie sospechaba lo que estaba por ocurrir. A las 14.36, el joven llegó hasta su lugar de trabajo, como cualquier otro día, para marcar tarjeta. Eso muestran, en primera instancia, las imágenes de las cámaras de seguridad del aeropuerto, que se revelaron en las últimas horas.

También muestran que, algunos minutos más tarde, Russell muestra su carnet al funcionario de turno, pasa su mochila por los escaners y luego la agarra para iniciar la jornada.

Esa primera parte del recorrido parece no tener significación alguna. Pero cobra sentido con lo que se exhibe unas cinco horas después, ahora fuera del terminal.

Russell planeó la maniobra sin que nadie se diera cuenta.

El control de tráfico aéreo comenzó a percatarse de que estaba pasando algo raro cuando ya era demasiado tarde. A esas alturas, el joven de 29 años había remolcado hasta la pista un avión Q400 Turboprop. Ni siquiera sus compañeros, que deambulaban por el lugar, lo notaron.

Entonces, Russell ingresó a la aeronave y cerró la puerta. Y notificó por radio a la torre de control antes de despegar: “Va a ser una locura”.

Algunos minutos más tarde, el joven funcionario ya se encontraba en el cielo, realizando acrobacias sobre el aeropuerto, mientras sus compañeros le rogaban que por favor no hiciera nada descabellado, como les había dicho rato atrás.

Los controladores de tráfico aéreo siguieron en su intento por persuadirle. Los audios dan cuenta de que, durante largos minutos, le pidieron que intentara un aterrizaje seguro. Él, sin embargo, no manejaba esa opción.

Alertados por la situación, dos aviones de combate F-15 despegaron en dirección al Q400 Turboprop para interceptarlo. Claro, ya podían sospechar sus intenciones. Pero Russell ya estaba preparado y cuando se cumplió una hora y trece minutos desde que comenzó su inesperada travesía, se estrelló intencionalmente contra una isla a unos 50 kilómetros de distancia. Murió de inmediato.

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