Portada  |  07 mayo 2017

Emmanuel Macron, de banquero, filósofo y pianista, a presidente de Francia

Entró en el Palacio del Elíseo en 2012 junto a François Hollande y hoy se convirtió a sus 39 años en el líder más joven de la V República francesa.

Internacionales

A sus 39 años, Emmanuel Macron se convirtió en el presidente más joven de la V República francesa, algo impensable hace un año atrás. Así se transformó de un semidesconocido ministro de Economía a nuevo mandatario a cargo del Palacio del Elíseo.

Su éxito se explica por su forma en presentarse como un reformista al margen del sistema, pero también por las circunstancias que lo rodearon. Macron, filósofo, novelista y banquero, se convirtió en presidente en unas elecciones reñidas. 

El ex banquero consiguió posicionarse como el antídoto perfecto contra el populismo nacionalista de su rival, la ultraderechista Marine Le Pen.

Si algo buscó Emmanuel desde su entrada en el Gobierno socialista de Hollande en agosto de 2014, fue hacerse con una voz propia. Su continua búsqueda de un perfil diferenciado, a la derecha de los socialistas pero con tintes sociales y cosmopolitas que lo alejan de los conservadores, lo convirtió en un ente extraño.

Ni es el orador más dotado ni cuenta con el carisma de otros políticos, pero siempre da la sensación de saber bien de qué habla. Consiguió que esa imagen algo atildada -para sus críticos, más bien de "niño repelente"- no empañe el fondo de sus propuestas.

Aunque elementos prestados de la derecha y la izquierda, no cedió a la tentación de prometer cosas irrealizables, lo que, a su juicio, fue el gran error que tuvo el mandato de Hollande.

Hijo de dos médicos, Macron se formó en el gran vivero galo de cargos públicos, la ENA (Escuela Nacional de Administración). Tras completar sus estudios comenzó a trabajar como inspector de finanzas, antes de desembarcar en la empresa privada de la mano de la banca de negocios Rothschild en 2008, de la que llegó a ser socio.

Allí se le apodó "Mozart de las finanzas" por su precoz habilidad para trabar acuerdos, apoyado en una buena red de contactos con el mundo político, como el que cerró Nestlé para comprar la división de leches infantiles de Pfizer por 9.000 millones de euros.

Como banquero, ya compaginaba su labor con la colaboración con el entonces candidato a la Presidencia François Hollande. Convencido de que "la política es una droga dura", entró en el Palacio del Elíseo en 2012 junto a Hollande como secretario general adjunto, donde fue el arquitecto de las primeras reformas económicas impulsadas por el presidente socialista.

Su pecado original, no haber sido nunca elegido para un cargo en unos comicios, le privó de ser ministro del Presupuesto en el primer Gobierno de Manuel Valls, con quien entonces tenía una relación muy estrecha.

Cinco meses después, en agosto de 2014, le llegó el turno de asumir la cartera de Economía de manos de Arnaud Montebourg, cabecilla del ala izquierda de los socialistas.

Su intención de cabalgar en solitario quedó clara hace un año con el nacimiento del movimiento político "En Marcha", plataforma inspirada en la campaña de Barack Obama en EE.UU. desde la que lanzó su candidatura presidencial, tras dimitir del Gobierno en agosto.

Macron ganó premios como pianista en el conservatorio de Amiens, es lector de filosofía, y su ubicuidad en los medios franceses se amplió al "papel couché" por la peculiar historia de amor que le une a su esposa, Brigitte Trogneux, antigua profesora suya en el instituto y 24 años mayor que él.

"La vida política es muy violenta para el entorno. Los placeres narcisistas a menudo son solitarios, pero las dificultades las compartes", reflexionó en un mitin reciente Macron, antes de proclamar que "cuando sea elegido, Brigitte tendrá su lugar, no detrás ni escondida, sino a mi lado, donde siempre ha estado".

A partir de hoy, Macron tendrá la oportunidad -y la obligación- de hacer todas sus palabras realidad.

Fuente: EFE.

Comentarios