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Fotos: el drama de los adictos a la heroína en la Afganistán de los talibanes

Aunque el régimen del talibán quiere erradicar los cultivos de adormidera, lo cierto es que existe un consumo importante, y no solo entre hombres, también entre jóvenes y hasta mujeres.
Por Telefe Noticias

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Se sabe que Estados Unidos es el mayor consumidor de drogas en el mundo, pero la realidad afgana en esta materia apenas se está dando a conocer, ya que si bien son productores de drogas, el consumo era una “foto oculta” para muchos.

Aunque el régimen del talibán quiere erradicar los cultivos de adormidera, lo cierto es que existe un consumo importante, y no solo entre hombres, también entre jóvenes y hasta mujeres.

La adicción a las drogas es un problema desde hace mucho tiempo en ese país. Las filas de los adictos se han visto alimentadas por la pobreza persistente y por décadas de guerra que dejaron a pocas familias sin cicatrizar.

Decenas de imágenes muestran cómo en varias comunas de indigentes conviven los drogadictos e incluso se hacen acompañar de mascotas a las que también las someten a consumo.

En esos lugares hay basura y cadáveres de humanos y de perros, mientras los adictos deambulan matando el hambre con el humo mortal.

“Parece que la situación no ha hecho más que empeorar desde que la economía del país se derrumbó tras la toma del poder por los talibanes en agosto del año pasado y el consiguiente cese de la financiación internacional. Las familias que antes podían salir adelante se han visto privadas de sus medios de subsistencia, lo que ha hecho que muchas apenas puedan permitirse el lujo de comer. Millones de personas han pasado a engrosar las filas de los empobrecidos”, citó un reportaje exclusivo de AP.

El reportero de AP que narró la historia en primera persona aseguro que muchos de los reclutados regresan a los mismos sitios, porque el hambre no cesa, y tampoco hay un protocolo para sacarlos del caos.

Dentro de los centros de atención, los adictos “son afeitados y mantenidos en barracones durante 45 días. No reciben ningún tratamiento ni medicación mientras pasan por el síndrome de abstinencia. Desde que los talibanes tomaron el poder, se ha cortado la financiación internacional de la que dependía el gobierno afgano, por lo que el campamento apenas tiene fondos suficientes para alimentar a sus pacientes internos”.