A partir de marzo de 2013, los habitantes del pueblo de Kalachi, un pequeño pueblo de 680 almas ubicado 449 kilómetros al noroeste de Astana, la capital de Kazakhstán, empezaron a quejarse de mareos, pérdida de memoria y alucinaciones. Después, comenzaron a dormirse.
En Kalachi, la gente se duerme de golpe, como si hubiera recibido un mazazo en la cabeza. Hombres, mujeres y niños quedan en estado de coma mientras trabajan o están en la escuela. Ocho niños se desmayaron simultáneamente en una misma clase hace unos meses. En otra ocasión, unos 20 adultos se durmieron al mismo tiempo. El fenómeno dura días y, a veces, semanas. Y cuando se despiertan, no se acuerdan de nada.
El doctor Kabdrashit Almagambetov trató en el hospital de Esil, la capital del distrito, a uno de esos casos. Alexander Pavlyuchenko cayó en estado de narcolepsia mientras visitaba un cementerio. Cuando volvió en sí, nadie consiguió convencerlo de que no había pasado todo ese tiempo en una excursión de pesca.
En un primer momento, el diagnóstico de los especialistas fue "encefalopatía tóxica". Equipos de médicos, virólogos, toxicólogos y epidemiólogos viajaron desde Rusia e incluso de otros países europeos. Hasta hoy se han realizado más de 20.000 análisis y estudios clínicos, pero nadie consiguió hallar una respuesta consensuada.
Según el experto en sueño Mikhail Poluektov, que se especializa en enfermedades neuróticas en el Primer Instituto Médico de Moscú, "lo que sucede en Kazakhstán no tiene nada en común con los 85 desórdenes del sueño conocidos hasta ahora". Pero, a su juicio, "tampoco se asemeja a una encefalopatía tóxica".
Sin embargo, la pista más prometedora podría ser la presencia de gas radón en la atmósfera, una contaminación que provendría de las minas de uranio explotadas hasta 1991 por los 6500 habitantes de la ciudad minera de Krasnogorsk, a escasa distancia de Kalachi. Hasta aquel año, Krasnogorsk era una ciudad "secreta" y cerrada, administrada directamente por el Departamento de Minería de la ex Unión Soviética. La vida allí era inusualmente próspera porque sus actividades eran consideradas de vital importancia por el Estado.
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