La chica violada por 12 hombres durante dos meses en Marruecos mostró las cicatrices de la tortura

La secuestraron, la violaron durante dos meses y la torturaron quemándola con cigarrillo y cortándole la piel. Dejándole marcas que nadie podrá borrar. Ni las del cuerpo ni tampoco las del alma. Ahora, los doce acusados de atacar a Jadiya, una joven de 17 años, se sentarán ante el tribunal marroquí de Beni Melal para ser juzgados el próximo 6 de septiembre.

Mientras avanza la investigación para dar con algunos de los acusados que todavía están libres, la víctima mostró las cicatrices de la tortura a la que fue sometida.

Buchra Abdu, fundadora de la Asociación Reto para la igualdad y la ciudadanía, dijo a la agencia de noticias EFE que el proceso será visto por la sala primera del Tribunal de Apelación de Beni Melal, encargado de los crímenes más graves.

El líder de la banda que secuestró a la joven está imputado por alguno de los delitos más graves del Código Penal marroquí, como trata de personas, violación de una menor, formación de banda criminal, secuestro y torturas, entre otros cargos.

El caso de Jadiya, que además fue tatuada en todo su cuerpo con los nombres de sus captores y varios símbolos, despertó una oleada de indignación en Marruecos, y se crearon varios grupos en las redes sociales para recolectar fondos para su familia, que vive en la pobreza extrema, dijo Abdu.

Varios psicólogos se presentaron como voluntarios para asistir a la joven por las secuelas que puede sufrir en el futuro, y varios médicos le ofrecieron su asistencia para retirar los tatuajes de la piel de sus brazos, piernas y cuello.

Los medios marroquíes se desplazaron hasta la casa de la joven, en la localidad agrícola de Ulad Ayad, y la muchacha les contó cómo fue durante dos meses retenida en un olivar contra su voluntad, drogada y "vendida" a quien quisiera violarla.

Con respecto a por qué la familia de Jadiya no presentó denuncia sobre su desaparición durante dos meses, circulan versiones contradictorias: familiares de los jóvenes declararon al sitio web sultana.ma que Jadiya se había fugado de su casa en varias ocasiones, precisamente con la misma banda que la secuestró, por lo que su desaparición no fue una sorpresa.

Según esos medios, los tatuajes son casi todos anteriores a los hechos, y añaden que Jadiya se prostituía regularmente con conocimiento de su propia familia. Abdu descalifica esas versiones y dice: "Aun si tenía relación con alguno de esos jóvenes, de ninguna forma eso justifica la violación repetida ni la retención contra su voluntad".