Portada  |  01 enero 0001

El rescatista argentino que conmueve al mundo

Nicolás Migueiz Montán es guardavidas y viajó a Grecia junto a la ONG Proactiva Open Arms para colaborar en las tareas de rescate de los refugiados.

Internacionales

Nicolás Migueiz Montán es argentino, es guardavidas y es, ante todo, el protagonista de una imagen que por estas horas recorre el mundo: en algún punto del recóndito mar Egeo, en las costas de la isla griega Lesbos, sobresale su cuerpo y el de un nene en brazos, recién puesto a salvo de eso de lo que cientos de refugiados no logran huir, la muerte.

Hace siete años Nicolás, que es profesor de educación física, decidió irse a vivir a Barcelona. En medio de la crisis de los inmigrantes que conmueve día a día al mundo, no quiso quedarse de brazos cruzados.

Por eso se sumó a la ONG Proactiva Open Arms para colaborar como rescatista. Juntaron dinero y se trasladaron hasta la isla para apoyar a los equipos griegos. Y una vez allí se dieron cuenta que los equipos no existían. Que en la inmensidad del Egeo estaban sólo aquellos que se arriesgan a salvar vidas por propia voluntad.

Un catamarán que transportaba 150 refugiados, en su mayoría sirios, casi naufragó en el Mar Egeo el domingo. Gracias a las tareas de rescate, no hubo muertos.. Foto: Reuters / Giorgos Moutafis

Y ante el drama, apareció el milagro. El domingo un catamarán que llevaba 150 refugiados, en su mayoría sirios, naufragó. Afortunadamente, gracias a la tarea de los rescatistas, no hubo muertos. En las imágenes aparece Montán, de 34 años, haciendo eso que hacen los valientes: salvar vidas.

La ONG relató lo dramático que fue el rescate: “Un barco había naufragado a casi 5 kilómetros de la costa. Era un barco de madera de dos pisos, tan sobrecargado que el piso de arriba había cedido”. Y añadió: “Fueron cinco horas rescatando una a una el mayor número posible de personas, yendo por ellos y transportándolos al barco de los guardacostas”.

La organización aseguró que no había nadie en el agua salvando vidas excepto por ellos, los voluntarios. Por eso, cuestionaron: “Cómo puede ser que estemos ante la mayor tragedia humanitaria de los últimos tiempos y los únicos recursos al alcance para salvar vidas sea un grupo de voluntarios que les pudo el corazón y se lanzaron a las aguas”.

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