La Alemania nazi y su Blitzkrieg (‘guerra relámpago’, en alemán) parecían imparables. “Las drogas influyeron mucho en el éxito del nazismo. No quiero decir que solo fue por eso, pues tuvieron mucha estrategia, armamento y entrenamiento, pero las metanfetaminas cumplieron un papel importante”, explica Norman Ohler, autor del libro “Blitzed. Drogas en el Tercer Reich”.
Hitler consumía más de 80 fármacos. "Los nombres de todos están detallados en mi libro pero no puedo precisar si las tomaba cada día o cada mes, cambiaba mucho. Sin embargo, era una cantidad increíble de medicinas y parecía no importarle cómo interactuaban unas con otras", afirma el autor alemán.
Hitler comenzó a utilizar el eucodal, un opioide, en julio de 1943 estratégicamente para aumentar su autoconfianza cuando se reunía con sus generales. En ese momento había una gran posibilidad de que Alemania perdiera la guerra y sus generales buscaban convencerlo de cambiar sus tácticas. El eucodal le sirvió para mantenerse firme en su decisión de seguir con ese plan.
El libro revela que en la Alemania nazi era mucho más fácil conseguir metanfetaminas que una taza de café, a pesar de su discurso antidrogas.
"Es una interesante contradicción entre su ideología y la realidad de lo que necesitaba una sociedad moderna: estimulantes. Los nazis pretendían tener un sistema limpio, sin ningún veneno, basados en su ideología para lidiar con trabajos estresantes. Pero esa ideología demostró ser débil", detalla el autor.
Se sabe ahora que los soldados nazis consumían estratégicamente, según las indicaciones del régimen. Poco antes de que Alemania invadiera Francia se repartió un documento entre el ejército nazi llamado "Decreto estimulante" en el que se indicaba que cada médico debía darle Pervitin a los soldados. Está detallado que se debían tomar dos píldoras al iniciar el ataque y tras dos horas se debía consumir una píldoras más. Eran regulaciones claras de cuántas píldoras tomar por día para estar despiertos y alertas. Todo con el fin de estar en la mejor condición para la pelea. "Para el Blitzkrieg contra Francia distribuyeron 35 millones de dosis de metanfetamina. Así consiguieron vencer", informa Ohler.
Había un profesor responsable del programa de drogas en el ejército llamado [Otto F.] Ranke, que fue hasta el frente alemán desplegado en Francia para evaluar los efectos secundarios. Encontró casos en los que oficiales habían muerto por infartos causados por las metanfetaminas. Reportó esto al cuartel general en Berlín y los casos fueron usados por el ministro de Salud, Leonardo Conti, para iniciar una campaña contra las metanfetaminas. Conti se enfrentó al ejército diciendo que debían dejar de consumir la droga porque unidades completas se volvían adictas. El ejército respondió que los efectos positivos en la mayoría eran más importantes que unos cuantos adictos o muertos por los efectos secundarios. Se convirtió en una lucha de poderes entre ambos. Finalmente, la duración de la guerra hizo que muchos soldados se volvieran adictos y cayeran en depresión. (El Comercio de Perú)
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