El año pasado un equipo de arqueólogos en Perú anunció el descubrimiento de una masacre ritual, con siglos de antigüedad, que creen que es el mayor caso conocido de sacrificios de niños.
Enterrados bajo las arenas de Huanchaquito-Las Llamas, en la costa norte de Perú, había casi 140 esqueletos infantiles, además de los restos de 200 llamas.
Aunque no se puede determinar de manera definitiva el razonamiento detrás de ese espantoso asesinato en masa de niños y niñas, que solo tenían entre 5 y 14 años de edad, ahora los investigadores dicen que el acto pudo ser una respuesta ante el desastroso evento climático conocido como El Niño
El hallazgo proporciona nueva información sobre los rituales de la antigua civilización chimú que habitaba la costa norte del Perú. También intenta reconstruir la historia sobre por qué esas personas asesinaron a los niños, presumiblemente abriendo sus pechos y arrancándoles los corazones.
Algunos cuerpos fueron enterrados en tela, muchos llevaban tocados de algodón y otros tenían pintura de cinabrio rojo en sus cráneos. Enterradas junto a muchas de las víctimas estaban las jóvenes llamas, cada una con menos de 18 meses de edad. Ellas también fueron sacrificadas. El equipo notó que los niños estaban enterrados mirando hacia el oeste, en dirección a la costa, mientras que las llamas miraban hacia el este donde se encuentran las montañas de los Andes.
Las muestras que lograron recabar les permiten afirmar que se escogieron tanto niños como niñas, lo que significa que el sacrificio no era exclusivo de un solo género. Un análisis adicional de ADN podría ayudar a determinar si los niños eran de la localidad o si provenían de todo el territorio del pueblo chimú pero, debido a los detalles morfológicos, los investigadores creen que las víctimas provenían de toda la zona.
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