Todo sucedió en Michigan, Estados Unidos, cuando London Eisenbeis, una nena de 10 años, estaba con su familia, lista para disfrutar de una de los mejores toboganes del parque acuático Splash Village.
La niña había esperado años para alcanzar la altura requerida para disfrutar del juego y finalmente lo había conseguido en febrero de 2018, el día que se desató la tragedia.
La madre de la niña relató que todo había salido bien, pero que en un minuto todo cambio. "London miró a su padre, levantó dos pulgares y sonrió, bajó el tobogán y salió en un paro cardíaco", dijo Tina.
Según la información que reproduce el New York Post, "la emoción tiró su ritmo" cardiaco y le provocó la muerte. De acuerdo con el relato de la familia, la niña se subió a la cápsula del juego, cayó y de repente empezaron a sentir una conmoción en la piscina.
La muerte de Londres, fue provocada por los daños cerebrales graves debido a la falta de oxígeno. La menor fue hospitalizada y puesta en soporte vital, sin embargo, nueve días después del accidente, perdió la vida.
Según contó la madre en una reciente entrevista, su hija padecía de lo que se conoce como el síndrome de QT largo, que causa latidos cardíacos rápidos y caóticos y puede conducir a una muerte súbita.
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