Antonio Dimare, trabaja en forma incansable con 80 años. Es el Señor Rasti, con su avanzada edad lidera una pyme familiar fundada en 1965, es un inmigrante italiano quien, desde los 19 años, se dedicó a fabricar juguetes.
Trabaja hasta cuando duerme, porque se desvela, piensa en diseños, los anota en una libreta que tiene en la mesa de luz. Las crisis económicas lo potencian a crear, pensar, e inventar salidas. Dice que si le sacan el trabajo se muere.
"Yo lo que quería era fabricar algo. Y al principio hacía todo desde trabajar con la máquina hasta vender el producto", cuenta sobre los inicios de su extensa trayectoria en una empresa que todavía no era Rasti.
"Nosotros lanzamos lo que hoy es el bloque y comenzamos a competirle a Rasti. Estuve muchos años con esa empresa hasta que pudimos conseguir la matriz de Rasti. Cuando lo logramos yo me sentí como el nene que le regalas el chiche que deseó durante 30 años", describió Antonio.
Su rutina lo tiene día a día desde temprano siguiendo de cerca el proceso de producción: "A las 7 me levanto y a las 8 estoy acá. Saludo a todo el personal y pego la vuelta en cada punto de producción, viendo detalles. Mi visita infalible es la matricería, donde se están generando los nuevos productos y uno espera la nueva formita como si fuera un hijo". Y completa: "Si me sacás esto me matás".
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