Erica maneja un colectivo. Hace 25 años que trabaja, pero las cosas para ella nunca fueron sencillas. Como muchas mujeres, debió criar a sus 4 hijos sola y pudo sostenerse económicamente gracias a ese empleo.
Pasó mucho tiempo buscando su oportunidad de poder estar al frente de un colectivo y una vez allí, luchó para que la empresa siguiera tomando mujeres. Con el apoyo de sus compañeras logró cambiar la realidad en su línea y el volante ya no es algo exclusivo de los hombres.
La calle no es fácil y Erica tiene que lidiar a diario con el tránsito, las horas pico, los ciclistas, los motociclistas y hasta con los hinchas de Boca, que suben al cole y lo golpean para festejar. ¿Y cuando no hacen caso? Muchas veces debió llamar a la policía.
Pero eso no es todo. Además, lidia con la inseguridad y otras cosas inimaginables que ocurren dentro del transporte público.
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