Elías es paragüero, tiene 91 años y mantiene vivo el oficio. Vino de Galicia, la tierra de paragüeros, a trabajar cuando tenía 18 años, bajó del barco e inmediatamente vendió paraguas caminando en las calles.
Desde entonces no dejó de trabajar, sigue arreglando y vendiendo paraguas en el barrio de Boedo. A los 91 años sigue trabajando porque dice que le estira la vida, lo mantiene vivo.
Como muchos inmigrantes, vino a trabajar a Argentina y ese oficio los sostuvo, formó una familia, se puso un local. Trabaja desde hace 73 años en forma ininterrumpida. Su trabajo es un legado para su hijo que, ahora, está a cargo del local.
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