Lucila tiene 31 años y es repostera de un hotel cinco estrellas del barrio de Recoleta.
Cuenta que se ocupa no solo de los platos dulces de los huéspedes sino también de los concurrentes que van a tomar el té por las tardes a la confitería del hotel y las convenciones que allí se realizan.
Además de cocinar, se ocupa de la parte operativa, el stock de ingredientes y cantidad de platos.
Trabajó en mucho en distintos restaurantes hasta llegar al hotel Alvear. Su trabajo exige muchas horas, sabe a qué hora entra, pero no a la hora en la que se va.
La cocina para ella es el lugar donde más cómoda se siente, un lugar donde crea y hace postres exóticos. Muchas veces los huéspedes de otros países piden postres raros y se pone a investigar cocina rápidamente el postre solicitado.
Lucila estudió marketing, en la UBA diseño gráfico y finalmente cursó cocina en la escuela del Gato Dumas. Sus padres son universitarios y cuando les dijo que quería estudiar Cocina ellos se opusieron, hasta que finalmente lo aceptaron.
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