Juan creció yendo todos los veranos a Gesell, pero no por placer sino porque su padre tenía una churrería allá... Ayudar con el reparto era costumbre y trabajar los días de lluvia también...
Juan comenzó a soñar con ponerse su churrería en CABA, esto fue considerado un delirio por su padre que le dijo que en CABA las churrerías no funcionan... Juan insistió, pasaron los años y alquiló un local mínimo de 33 metros cuadrados y arrancó su sueño... Hoy tiene 6 sucursales.
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