Portada  |  10 octubre 2023

Pequeños grandes sueños: Diego Topa, de la fiambrería a los grandes escenarios

Su infancia humilde en una familia "remadora" de Caseros. Los actos escolares, los shows en el club Alianza y la lucha para consagrarse como una figura de los espectáculos infantiles. "A lo largo de toda mi carrera no fueron todos 'Sí'. Fueron más los 'No' que los 'Sí'".

Pequeños grandes sueños

Para Diego Topa el camino era uno solo. No había posibilidad de que el rumbo cambiara, su destino eran los escenarios y no había forma de quitarle esa ilusión de la cabeza por más que el sendero estuviera plagado de piedras. Un pequeño sueño que no estaba dispuesto a resignar.

De chiquito se aferró a esa pasión. "Yo no jugaba al actor, actuaba de verdad", dice orgulloso en diálogo con Telefe Noticias y recuerda aquellos días en los que los actos escolares eran para él lo más parecido a Hollywood: "Siempre pero siempre participaba de los actos de la escuela. Actuaba, cantaba, bailaba delante de los grandes y de mis compañeros. No me daba vergüenza, me daba felicidad y lo que me hizo feliz de chico, me hace muy feliz de grande".

Al recordar los inicios de este recorrido que empezó desde niño y hoy lo tiene como una de las grandes figuras del entretenimiento infantil, Diego destaca la importancia de sus padres: "Desde chico, siempre fui muy histriónico y mi familia me acompañaba con eso. Me compraban disfraces, instrumentos y yo jugaba con eso, pero en realidad lo que más hacía era ir preparándome".

Eran los ochenta y para aquel Diego César Topa que crecía en Caseros todavía no estaba claro su futuro como figura de Disney, simplemente eran días de risas y disfraces. Hulk, el Hombre Araña y hasta de la Mujer Maravilla, eran algunas de las prendas que le regalaban y entre bailes y juegos, también le daba algunos sustos a sus padres: "Un día traté de volar y me hice esta cicatriz que tengo acá", dice marcando la línea que tiene estampada a un lado de uno de sus ojos.

Los escenarios aparecieron en su vida con las fechas patrias y los actos de fin de año de la escuela. Era su momento de brillar y él aprovechaba cada oportunidad: "Cuando llegaban los actos de la escuela yo estaba desesperado por poder ser parte. Recuerdo uno en el que no me pusieron pero porque era todo de nenas pero yo me puse a llorar porque quería estar. Desde chiquito yo ya no tenía problemas con el género, yo solo quería actuar y me puse tan mal, me vieron tan angustiado que dijeron: 'que baile'".

Los años pasaron y él se fue consolidando como un referente de los pequeños shows del colegio. "En el primario tenía unas maestras muy particulares. Yo las ayudaba a armar los actos de escuela: la música, armábamos el guion, el vestuario... Yo me apasionaba y era un momento único. Hoy me doy cuenta que me estaba preparando y no lo sabía".

Sin embargo, el colegio no era el único lugar para dejar volar su creatividad. Una vez terminadas las clases Diego salía corriendo para la Sociedad de Fomento Alianza, en Caseros. Un club que siempre estuvo muy ligado a su familia: "Mis padres no tienen mucho que ver con la actuación, pero mi mamá siempre bailó flamenco y así se conoció con mi papá. Ellos siguen yendo a la Sociedad de Fomento barrial".

Con ellos se acercó al club y también encontró su propio espacio: "Era un lugar artístico para mí. Yo hacía patín artístico, actuación, cantaba. Cuando llegaban los carnavales del club Alianza me ofrecía para cantar y yo tenía media hora para cantar, así que todos me conocen de ahí".

Para los 13 años ya las cosas estaban bastante claras para Topa. Y entonces pensó en comenzar a formarse: "Le pedí a mi papá si me podía acompañar a algún lugar para estudiar teatro. Yo vengo de una familia súper remadora y no alcanzaba para pagar demasiado, así que fuimos al más barato que encontré. Era Esteban Mellino, el profesor Lambetain, y fue el primero que me puso a hacer una obra de teatro para chicos. Ahí empecé a conectar con el mundo infantil profesional".

La escuela terminó y llegó el momento de salir a trabajar para darle un sostén económico a sus sueños teatrales: "Laburaba de todo. Fui repartidor, remisero y estuve en una fiambrería. Ahí jugaba a hacer personajes, me divertía".

Mientras tanto su ilusión de ser actor chocaba todo el tiempo con el rechazo en castings y demás proyectos. Eran días de caer, aprender, levantarse y hacerse fuerte: "Iba creciendo pero tenía muchas piedras en el camino. Siempre lo digo porque hoy me pueden ver acá, en la TV, haciendo shows, pero a lo largo de toda mi carrera no fueron todos 'Sí'. Fueron más los 'No' que los 'Sí'", aclara Diego.

Hasta que un día todo cambió. Los años peleando sin bajar los brazos dieron resultado y llegó el gran proyecto que lo lanzó al estrellato: llegó Disney: "Ese día fue muy fuerte, debutar en Disney fue como: 'No puedo creer dónde estoy'. Yo vengo de barrio, de Caseros, de tener sueños, pero que por ahí a veces decís: ¿Llegaré o no? Tanto esfuerzo y de repente poder verme ahí: cantar y representar de algún modo a mi familia y a toda la gente de caseros. Agradezco que me hayan dado esa posibilidad hermosa, la verdad soy un afortunado".

Consagrado como figura del espectáculo, Diego Topa ya pasó varias veces por los teatros más grandes de la calle Corrientes, esos que tienen muchas más butacas que las del salón de la sociedad de fomento Alianza. La producción de sus shows no se compara con lo que armaba con tanto amor junto a sus maestras para aquellos actos escolares, sin embargo la pasión sigue siendo la misma.

Es por eso que Diego trata de homenajear aquellos días de esfuerzo en cada una de sus canciones. "Todas las letras tienen algo de mí, de esa lucha y de no bajar la guardia para poder cumplir los sueños".

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