Vamos a conocer el sueño de Leila Donzella, quien cuenta que en su casa era más importante la organización que el festejo de los cumpleaños. Creció mirando a su mamá cocinar y eso despertó su pasión.
A los 12 preparó su primera mesa dulce y nunca paró. Estudió acá y vendiendo tortas se pagó los pasajes para perfeccionarse en Francia.
Hoy Leila tiene su pastelería y cumple su sueño cada vez que hace una torta para alguien más.
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