El presidente electo, Javier Milei, dijo que aspira a que las medidas que tomará el equipo económico que pondrá en funciones luego del cambio de Gobierno permitan terminar con la inflación en un lapso de 18 a 24 meses, pero aseguró que la primera parte de su gestión va a estar signada por una caída en la actividad económica y altos niveles de inflación que ya fue producida por las políticas llevadas adelante en los últimos meses y que actúan sobre el nivel general de precios con hasta dos años de rezago. “Va a haber una estanflación”, dijo el mandatario entrante.
¿Qué es la estanflación?
La estanflación es un término acuñado para definir situaciones macro en las que la actividad económica se estanca o cae al mismo tiempo que la inflación se mantiene alta.
Tal como explica la directora de NM Consultora, Natalia Motyl, en declaraciones a Ámbito, la estanflación es la suma de la inflación (cuando los precios de las cosas que compramos suben) y el estancamiento económico, es decir, las empresas no producen más cosas, no se genera más empleo y la gente no recibe más plata por su trabajo.
Esto, según la economista, se traduce en que “con su plata, la gente no compra más cosas porque los salarios no crecen y los precios aumentan fuerte”. Asimismo, advierte que cuando hay estanflación se genera “menos empleo porque las empresas no crecen”.
Motyl indica que es un fenómeno de por más “difícil de combatir” porque política monetaria o fiscal para resolver el tema de la inflación o estancamiento son contrarias entre sí. Por ejemplo, una política fiscal que ponga plata en el bolsillo a la gente estimularía a que las personas compren más bienes o servicios, revertiría las expectativas de la gente que las produce, por lo que la producción aumentaría. “Eso apuntaría a revertir el estancamiento, pero agravaría enormemente la inflación, ya que con la misma producción y más demanda, aumentarán los precios", asevera la analista.
Lo que quiere decir Motyl es que, las medidas para frenar la inflación, como el aumento de las tasas de interés o el incremento de la presión fiscal, suelen disminuir el consumo, lo que a su vez afecta el crecimiento económico. Por otro lado, las iniciativas para impulsar la economía, como la reducción de las tasas de interés o el aumento del gasto público, pueden generar un alza en los precios y, por ende, en la inflación.
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