Mientras organizaciones de derechos humanos, políticas y sociales marchan este viernes hacia la Plaza de Mayo a través de distintas convocatorias que comparten como eje común la consigna Memoria Verdad y Justicia, desde otro ángulo, Lorenza Ferrari hace su duelo desde la soledad de su casa mientras reclama que "la memoria sea para todos".
"Mi hija Laura Ferrari fue asesinada el 8 de septiembre 1975 por un coche bomba colocado por un grupo de Montoneros en la Universidad de Belgrano, donde estudiaba. Estuve muchos años en afanosa búsqueda de quiénes fueron sus asesinos", contó esta semana en una carta de lectores del diario La Nación.
"Con el derecho que me asiste por ser madre de una víctima inocente de aquellos tenebrosos años, solicito que la memoria no excluya a víctimas y que la verdad sea completa: hoy las víctimas inocentes parecen prohibidas", sostuvo. Y recordó que el rostro de Laura y otros jóvenes fueron pintados por el Centro de Estudios Legales sobre el Terrorismo y sus Víctimas (Celtyv) en un modesto paredón público de Dorrego y Libertador, en el barrio de Palermo. "Pocos días después, el mural fue vandalizado con la leyenda en rojo: 'Son 30.000'. Eso sí, Laura está incluida en el Parque de la Memoria, un espacio que no le pertenece. ¿Quién la incluyó?", publicó en la carta.
En 2019 Lorenza le pudo preguntar a Jorge Todesca, extitular del Indec, si como exmilitante montonero conocía a los autores del atentado que terminó con la vida de su hija.
“Un delirante grupo militarista y terrorista realizó esos asesinatos. Muchos militantes políticos los repudiamos y nos alejamos de sus filas (…). Me equivoqué y me arrepiento de haber estado bajo su influencia. Muchos militantes de la JP caímos en ese error”, le respondió entonces Todesca, padre de la entonces vicejefa de Gabinete de Ministros, Cecilia Todesca.
A 47 años del golpe de Estado que dio inicio a la última dictadura cívico-militar en el país, Lorenza quiere que "se hable del joven estudiante Hugo Potrone, secuestrado dos veces por Montoneros y devuelto brutalmente torturado y asesinado luego del pago de sendos rescates".
Hoy, a sus 93 años, Lorenza se sigue preguntando dónde estarán los asesinos de su Laura y los de Hugo: "Han de estar entre quienes reivindican impunemente el Día del Montonero", concluyó.
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