Ellos se ocupan de resolver los conflictos de sus clientes, ayudan a los buenos y a los malos también, porque todos merecen defensa. Son abogados y su deber es acercar la justicia a las personas que así lo requieren, aunque ellos mismos se quejan de la tardanza que tiene el poder judicial para resolver algunos casos.
Hay algunos que se dedican a lo penal, otros a cuestiones de familia, laborales, etc. Son muy comunes las consultas que reciben, pero su queja cotidiana es que la gente piensa que no hay que pagarlas.
¿De qué depende el valor de su trabajo? Hay un nomenclador que lo estipula, pero algunos cobran por debajo y otros muy por encima, todo depende del trabajo que consideren que les lleva determinado caso.
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¿Es fácil estudiar abogacía? ¿Se lo recomiendan a sus hijos? Ellos ayudan a sus clientes a no llegar juicio, según dicen un buen asesoramiento legal es resolver el problema en una instancia anterior. Los juicios son largos y tediosos, muchas veces pasan años y la resolución no termina siendo la esperada.
¿Qué es más importante: que haya justicia o que el cliente esté contento? ¿Rechazan algún tipo de casos? Como en un juego, ellos arman una estrategia de defensa de su cliente para eso, necesitan saber absolutamente toda la verdad pero lo más común es que no los clientes no cuenten todo tal como sucedió. Aseguran que su función es “recrear lo sucedido una vez que ya pasó, como si estuvieran ahí pero sin haber estado”.
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