Ellos son cerrajeros, los responsables de ayudarnos cada vez que nos quedamos encerrados. No hay hora ni lugar para perder una llave o para que se cierre la puerta y quedarnos del lado de afuera.
Siempre que los llamamos estamos en una emergencia y ellos tratan de resolver el problema los más rápido posible.
Trabajan en lugares extraños y en situaciones insólitas, abren las bóvedas de los cementerios, en lugares de juego clandestino, chicos que se quedaron encerrados, situaciones de divorcios.
Ellos aseguran que en cada momento importante de la vida de una persona hay un cerrajero que acompaña.
Duermen con el teléfono prendido porque que las urgencias no conocen de horarios, los precios de estos servicios rondan el doble de lo habitual.
Para no ser estafado ellos recomiendan buscar un cerrajero que tenga un local comercial para asegurarse que si el precio es elevado uno tiene dónde ir a quejarse.
Todos coinciden en que las llaves van camino a desaparecer, pero su trabajo siempre va a estar vigente, aún con la llegada de la tecnología.
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