Ellos son encargados, son los responsables de mantener limpios y en condiciones los edificios en los que vivimos.
Cansados de que los llamen porteros, dedican mucho esfuerzo a cuidar el lugar de trabajo como si fuera su propia casa.
Saben los secretos de todos, quién entra, quién sale, las deudas de uno, las visitas del otro. Algunos aseguran ser muy reservados pero otros confirman el mito de querer enterarse de todo.
Dormir la siesta es un clásico para ellos, su trabajo empieza muy temprano y el descanso es necesario para seguir adelante durante el resto del día.
Baldear y barrer la vereda, repasar los pisos, limpiar los vidrios, recoger la basura, repartir la correspondencia, muchas tareas, algunas imperceptibles pero muy importantes.
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