Ellos son maestros pizzeros, los responsables de hacer con sus manos la pizza que comemos a diario. Tienen sus secretos, para la masa, la salsa y también para el queso que usan.
Aguantan el calor todo el año, aunque aseguran que están acostumbrados y no lo sufren. Eso sí, padecen quemaduras en los brazos y las manos.
Tienen su preferencia de variedad y de tipo de masa, al molde o a la piedra, pero les encanta comer pizzas, también cuando los invitan a otro lado.
La que se sirve en el lugar es más rica, afirman, la caja de cartón hace un efecto en la masa que le da otra textura y humedad, además de llegar al domicilio fría y con el queso corrido.
Cocinan muchas horas antes para que cuando la pedimos en 5 minutos la tengamos lista y servida en nuestra mesa.
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