Ellos son vidrieros, encargados de las ventanas, puertas y espejos de nuestra casa. Trabajan con materiales muy delicados, siempre están expuestos a accidentes y cortes pero además cualquier roce puede generar la rotura completa del producto y deben empezar de cero, perdiendo tiempo y dinero.
Son muy puntillosos en las medidas que toman, nada puede fallar a la hora de colocar un vidrio.
Aseguran que hay lugares extraños en los que muchos deciden colocar espejos, pero sin dudas no puede faltar en el baño y en cualquier otro espacio donde se necesite agrandar el ambiente.
Muchos de ellos tienen tradición familiar en el oficio y lo eligieron por la nobleza del material, es un trabajo artesanal donde aplican toda su delicadeza en cada terminación.
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