Hoy los chicos del centro de rehabilitación que visitamos son personas nuevas, al menos de esa manera se definen. Van ganando confianza día a día y van peleando contra su adicción para salir adelante y poder dejar el consumo que los dominó durante muchos años.
Están en una granja y tienen una responsabilidad nueva: vencer la batalla que la droga les puso adelante y luchar por todo lo que perdieron durante los años de consumo.
Algunos de ellos llegaron sin tener vínculo con su familia, con sus hijos y hasta llegaron a perder el trabajo. Un día decidieron que tenían que cambiar y todos los días se levantan esperando que ese cambio llegue y se haga realidad. ¿Les cuesta? Claro! Algunos piensan en irse, otros se escaparon y muchos comparten con sus compañeros la ansiedad que tienen para encontrar una contención que los haga seguir convencidos que el consumo de drogas no es el camino.
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