Lorena está que trina. Y tiene sus motivos. Toda su vida vivió a metros de la rotonda Los Pinos, en Burzaco. Y toda su vida padeció el caos tránsito y los accidentes que la hicieron famosa. El año pasado creyó que el calvario llegaría a su fin cuando empezó la construcción de un viaducto. Pero con la parálisis de la obra pública dispuesta por el gobierno nacional los trabajos se suspendieron. Y no sólo no llegó la solución. Ocurrió algo peor: se agravó el problema.
El viaducto, que tiene 12 cuadras de largo, fue construido sobre el Camino de Cintura (Ruta 4) y atraviesa por abajo la avenida Hipólito Yrigoyen, una de las más transitadas del sur del conurbano bonaerense.
Para terminarlo solo falta el hormigonado de las paredes del túnel. “Es solo un cuatro por ciento del total de la obra”, explicaron desde el municipio de Almirante Brown.
Pero la decisión del gobierno nacional de suspender la financiación de todas las obras públicas le puso un freno. De un día para otro se fueron todos los obreros.
Con los trabajos paralizados, la traza de la ruta quedó inconclusa y el tránsito sigue circulando por las colectoras. Y como se hace un cuello de botella, muchos conductores se desvían por las calles internas del barrio.
Lorena y todos sus vecinos lo padecen a diario. “En mi cuadra antes los chicos jugaban en la calle y andaban en bicicleta. Ahora parece una avenida. No paran de pasar autos, micros y hasta camiones. Todo el día se escuchan bocinazos, es un desastre”, se queja.
Es todo el tránsito que, si la obra se hubiese terminado, pasaría por el viaducto. Falta un 4%. ¡Sí, un 4%!
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