Portada  |  28 junio 2017

Familias "TOC": no lo padecen, pero también lo sufren

Johana encendía luces con los codos y las piernas por temor a contaminarse. Sus seres queridos comprendieron su trastorno y hoy la ayudan a estar mejor.

Informes Especiales

Johana Scinica tenía todas las manos tajeadas e hinchadas de tanto lavarse. Se pasaba en el baño horas y horas por día para no contaminarse. Su familia, frente a su angustia, se acostumbró a que gastara un jabón por día y a convivir con alcoholes en gel en toda la casa. Además, obligaba a cada integrante de la familia a lavarse sus manos varias veces por día.

No sabía qué le pasaba hasta que leyó una entrevista a Romina Vitale donde contaba cómo era vivir con un Trastorno Obsesivo Compulsivo.

-Mamá, mamá, lee esto- exclamó-… ¡Esto tengo!

Ella comenzaba a entender que su obsesión por la limpieza, su miedo a las pilas por la contaminación electromagnética y su estructura psíquica de lavarse las manos varias veces por día, tenía respuesta. Se trataba de una enfermedad llamada TOC.

Mi cabeza, mi enemigo: ¿cómo es vivir con TOC?

“Fue hace años que empezamos a notar que en la casa pasaban cosas diferentes de lo normal como entrar y ver a Johana que encendía luces con los codos, con las piernas… tratábamos de ayudarla y le comprábamos todo lo que necesitaba, sin saber que le estábamos haciendo mal”, cuenta su mamá Silvana Saporito.

De chica Johana ya guardaba todos los papelitos que encontraba. Los guardaba en los bolsillos. Pero todo se desencadenó cuando internaron a su abuelo y tuvo una infección intrahospitalaria. “Cuando escuché la palabra infección, no pude ir a verlo y obligaba a todos a lavarse. No pude ir a verlo en meses. Y cuando salió tampoco pude verlo. Me sentía mal, pero no podía. Cuando mi abuelo se murió pensé que todo iba a frenar ahí porque ya no estaba el miedo principal, pero no paró nunca”, cuenta Johana.

De chica Johana ya guardaba todos los papelitos que encontraba. Los guardaba en los bolsillos. Pero todo se desencadenó cuando internaron a su abuelo y tuvo una infección intrahospitalaria.

Después de años de distintas terapias conoció la Terapia Cognitiva Conductual, que era la indicada para este tipo de trastorno. “Esta terapia y medicación es lo necesario para comenzar el tratamiento”, indica Enzo Cascardo, psiquiatra, autor del libro TOC junto a Pablo Resnick. “El medio familiar se puede tornar muy disfuncional, imagínense con una persona que está todo el día ritualizando y teniendo la necesidad de limpiar la casa todo el tiempo. Hay personas que viven encerradas y solas, y no dejan entrar a nadie”.

Hoy Johana puede salir y sólo se lava las manos dos o tres veces por día. Su familia comprendió su trastorno y la ayudan a estar mejor. Veinte de cada mil personas tienen TOC. Y muchas personas que lo padecen creen que son obsesiones, todavía no saben que tienen un tipo de trastorno.

Por Gisela Busaniche | @gisebu

Comentarios