Adriana y Jorge se conocieron a los 20 años en un boliche, se enamoraron a primera vista y desde ahí no se separaron más. Al año estaban casados.
Ella soñaba con formar una familia, tuvieron 3 hijos que fueron criando con mucho esfuerzo y amor.
Al tiempo la cosa se complicó, Jorge se fundió con su negocio y tuvo que salir a manejar un taxi para mantener a la familia. La preocupación ahora era tener para comer todos los días.
Los años pasaron y los chicos fueron creciendo, empezaron a trabajar y se fueron de la casa.
Ahí se volvieron a encontrar solos, Adriana y Jorge, 27 años después de haberse casado, tirando de una soga que ya no podían soportar.
Se divorciaron. Eso ya no funcionaba, no había fuerza ni ganas de seguir juntos.
A esta historia le siguieron cinco años donde cada uno hizo su vida, Jorge asegura que si le había ido mal antes ahora era peor. Adriana buscaba sentirse mejor, pero estando sola tampoco lo había conseguido.
Un día Adriana se volvió a enamorar sin pensarlo, sin buscarlo. Cuando lo vio quedó sorprendida, hacía mucho que no sentía eso en el cuerpo. Lo tocó y le pasaron cosas, asegura. Era Jorge, que había ido a la casa a charlar sobre algo referido a su hijo, que le volvió a mover la estantería como a los veinte.
Se pusieron de novios, pero en secreto, no querían que sus hijos se enteren, iban a pensar que estaban locos. Probaron algunos meses con nuevas reglas, charlas y acuerdos que hasta ese momento no habían tenido.
Cuando estuvieron seguros de lo que sentían volvieron a convivir. Ahí recibieron todo tipo de comentarios, pero no los escucharon y siguieron adelante, esta era su nueva historia de amor.
Adriana y Jorge se casaron, 40 años después de la primera vez. Ahora tienen alianzas, que en aquel momento debieron vender para pagar la luz, que sellan esta unión que durará para siempre.
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