El 10 de enero de 1994, un grupo de agentes de la ex Brigada de Investigaciones de la Policía Bonaerense de Lanús interceptó dos autos en el cruce de Avenida Mitre y Franco, en la localidad de Wilde. Sin mediar la voz de alto, vestidos de civil y sin identificarse, los oficiales abrieron fuego contra sin motivos claros.
Cuatro hombres murieron acribillados. Uno de los autos era manejado por el remisero Norberto Corbo, que llevaba a dos pasajeros: Claudio Mendoza y Enrique Bielsa. También persiguieron a un Dodge 1500 en el que viajaban dos libreros, Edgardo Cicutín y Claudio Diaz. El último fue el único sobreviviente de la llamada "Masacre de Wilde"
Los peritajes determinaron que todas las 200 balas fueron disparadas por los agentes. Sin embargo, la justicia no actuó y dejó pasar años y años. Recién en 2014 la causa fue elevada a Juicio después de que un fallo de la Suprema Corte de Justicia provincial evitara el cierre de las investigaciones.
Al día de hoy, el proceso judicial está frenado. La justicia de Lomas de Zamora viene postergando la audiencia preliminar que en principio estaba fijada para diciembre de 2019, pero llegó la pandemia y todavía no tiene fecha. "Sin juicio no hay justicia", dice Raquel de Cicutín, la viuda del librero que desde ese día pelea por saber la verdad: ¿por qué mataron a su marido?
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