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"Argentinos que sí": las historias que demuestran cómo los emprendimientos transforman vidas

A tres años de su inicio en Telefe Noticias, el ciclo continúa destacando proyectos que convierten la adversidad en oportunidad. De cartoneros que se reinventaron como diseñadores hasta estudiantes que iluminan caminos rurales: un recorrido por ocho historias que reflejan el verdadero espíritu argentino.

Por Telefe Noticias

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Actualidad: "Argentinos que sí": las historias que demuestran cómo los emprendimientos transforman vidas

Por Caro Hernández Cufré 
 

En un país atravesado por crisis económicas recurrentes y desafíos sociales profundos, hay quienes eligen no quedarse de brazos cruzados. Desde 2022, "Argentinos que sí" se convirtió en una ventana para mostrar a esos hombres y mujeres que, con creatividad, esfuerzo y solidaridad, están escribiendo historias de transformación social. El ciclo de Telefe Noticias cumple tres años destacando iniciativas que van desde emprendimientos productivos hasta proyectos de impacto comunitario, demostrando que, incluso en los momentos más difíciles, la capacidad de reinventarse y ayudar al otro sigue intacta. Estas fueron alguna de las historiar destacadas 2025: 

Del cartoneo al diseño: cuando la necesidad se convierte en empresa

La historia de Flor de Seda es quizás una de las más emblemáticas de este ciclo. Flor pasaba las madrugadas “cirujeando” cartones por las calles mientras su hijo la acompañaba sentada en el carrito. Cuando la pandemia cerró las ferias donde vendía lo que encontraba, el panorama se volvió desesperante. Pero con una máquina de coser comprada en cuotas, Flor comenzó a fabricar barbijos para sobrevivir.

 

El punto de inflexión llegó cuando una seguidora le encargó una pollera. "No sabía de medidas ni de telas, pero me arriesgué", recuerda. Hoy, su marca de indumentaria no solo es un éxito comercial, sino que opera con cinco talleres donde brinda con su pareja empleo a madres solteras que, como ella, solían trabajar en las ferias.

En Tucumán, la familia detrás de Amueblarte vivió una transformación similar. Pasaron de no tener dónde dormir ni qué comer a liderar una empresa que envía muebles a todo el país. Empezaron en plena pandemia revendiendo productos ajenos, ganando apenas lo del flete. Aprendieron el oficio mirando tutoriales en YouTube y abrieron su primer local con los muebles amontonados en la vereda. Su estrategia fue leer la crisis: detectaron que, en tiempos de inflación, la gente prefería invertir sus ahorros en muebles para que el dinero no perdiera valor. Hoy tienen fabricación propia y una red de distribución nacional.
 

Cuando el emprendimiento se convierte en familia

En Córdoba, dos jóvenes comenzaron Amor de Mates vendiendo sus productos sobre una manta en una plaza. Allí conocieron a Juan y Giuliano, dos niños que se acercaban a pedir comida. Lo que empezó como un emprendimiento comercial se transformó en un proyecto de vida: los jóvenes empezaron a apadrinar a los chicos, les dieron su primera ducha caliente, les enseñaron a leer y escribir, y los llevaron a jugar al fútbol. Incluso obtuvieron permisos legales para llevarlos de vacaciones por Argentina. El objetivo es claro: que terminen la escuela y tengan un puesto de trabajo asegurado en la pyme si lo desean.
 

Triple impacto: cuando el negocio también es ambiental y social

Tomás Machuca no podía comprar canilleras nuevas para jugar al fútbol. La vergüenza lo llevó a crear las suyas con un balde de plástico, una sierra y el secador de pelo de su abuela. Esa solución casera se convirtió en Fenikks, una empresa de triple impacto que hoy fabrica hasta 40.000 pares mensuales. La compañía recolecta tapitas plásticas en clubes de barrio y, por cada par vendido, dona otro a niños de sectores vulnerables. Su innovación llegó tan lejos que sus canilleras terminaron en las manos de Lionel Messi.
 

En Salta, Yending apostó por la movilidad sustentable. Jimena fundó un servicio de mensajería que opera exclusivamente con bicicletas eléctricas para combatir el smog en la capital provincial. El sistema no solo reduce la contaminación y el ruido urbano, sino que ofrece tarifas accesibles para pequeños emprendedores locales. "Una emprendedora de cosmética me contó que, gracias a las ventas que le facilitamos, pudo comprarse su propio lavarropas", cuenta Jimena con orgullo.

Desde Mar del Plata llega la historia de Leo que dejó atrás la vorágine de Nueva York y su trabajo en un banco internacional para volver a sus raíces. El yoga fue su refugio y motor de transformación: “Me permitió frenar y pensar qué quería hacer con mi vida”.
Así nació Lulea Mindful, una marca que busca generar impacto positivo con conciencia plena, prendas sustentables y compromiso social real y hasta usa botellas para crear sus prendas, en sociedad con otra empresa argentina.

Desde bolsas compostables hasta alianzas con cooperativas y donaciones a ONGs, cada paso en Lulea es pensado para cuidar el planeta y a las personas. “No existe la tela 100% sustentable, pero hacemos todo lo posible para reducir al máximo el impacto”, cuenta Leo con honestidad.

Educación y tecnología para resolver problemas reales

En la Quebrada del Toro, Salta, hay estudiantes que deben caminar hasta 12 horas en la oscuridad para llegar a la escuela. Frente a esta realidad, alumnos de la escuela técnica Campo Quijano desarrollaron Solar Pack: una mochila equipada con panel solar, luces LED y puerto USB. Esta herramienta permite que los jóvenes caminen más seguros de noche y mantengan sus celulares cargados para emergencias, demostrando el poder de la educación basada en proyectos con impacto social real.
 

La solidaridad que va más allá del dinero

En Zárate, Michelle Masson lidera Doná tu finde, un proyecto que rompe con la idea tradicional de la caridad económica. La propuesta es simple pero revolucionaria: donar tiempo y compañía a familias vulnerables. Michelle lleva a los chicos a su casa en la ciudad para que conozcan un "mapa de posibilidades" distinto y se motiven a estudiar una carrera universitaria. Su red coordina desde la construcción de viviendas hasta la entrega de útiles escolares, pero el foco está puesto en el apadrinamiento afectivo.
 


 

En otra línea, Gustavo, dueño de Manos Argentinas en Buenos Aires, decidió enfrentar la crisis económica con empatía extrema. Durante un Día del Padre, permitió que clientes sin dinero suficiente pusieran su propio precio a los abrigos. Un caso emblemático fue el de un joven motociclista que se llevó una campera de 120.000 pesos pagando solo 20.000. Días después, el joven regresó con facturas para compensar lo que sentía que debía. "En Argentina todos podemos en distintos tiempos", sostiene Gustavo, quien considera vital no caer en discursos de odio.
 


Cada una de estas historias funciona como un engranaje de una máquina de precisión: individualmente parecen piezas pequeñas o aisladas, pero cuando empiezan a girar con constancia y solidaridad, tienen la fuerza suficiente para mover toda la estructura de una sociedad hacia un futuro mejor. Tres años después, "Argentinos que sí" sigue demostrando que, más allá de las dificultades, el ingenio, la empatía y el trabajo colectivo siguen siendo la mejor respuesta.