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La caninoterapia gana cada día más adeptos en tratamientos gerontológicos
Perros de raza golden y labradores son entrenados y utilizados en tratamientos de caninoterapia, una intervención terapéutica que mejora la salud física, mental y emocional que aseguran que promueve la liberación de oxitocina, reduce el estrés y motiva la socialización de los residentes alojados en hogares de larga estadía a través del vínculo humano-animal.
Las intervenciones asistidas con perros ocupan un lugar cada vez más relevante en tratamientos de cuidado gerontológico como una herramienta efectiva que promueve el bienestar emocional, social y cognitivo en personas mayores que viven en residencias de cuidados.
La iniciativa fue adoptada, en la ciudad de Buenos Aires, por el gobierno a través del Programa de Intervenciones Asistidas con Animales (IACA), creado en el año 2022, que constituyó dispositivos y equipos de trabajo con perros de terapia en centros asistenciales de la Red de Servicios del Ministerio de Salud porteño.
La experiencia oficial demostró que resulta “una práctica de probada eficacia para contribuir a la calidad de vida de usuarios de diversas poblaciones y franjas etarias, desarrollando acciones que contribuyen a la rehabilitación integral en la promoción de los lazos sociales y abordaje del padecimiento subjetivo desde un enfoque preventivo”, aseguraron desde el gobierno de la Ciudad a través de sus redes sociales.
Las intervenciones asistidas con animales se basan en la incorporación de un animal seleccionado como un recurso terapéutico para promover beneficios emocionales, sociales, físicos y cognitivos a través de una experiencia de disfrute que promueve una mayor motivación en el establecimiento de los lazos sociales.
La propuesta inicial, al gobierno porteño, fue acercada por representantes del Sindicato de Trabajadores Caninos, quienes reconocen que fue “muy bienvenida”. Matías Tomsich, el secretario general del gremio, explicó que los perros son óptimos para realizar intervenciones asistidas con animales, y recordó que los primeros pasos se dieron en las residencias geriátricas propias del Gobierno porteño. “Impulsamos la inciativa a través de un proyecto de ley que presentamos en la Legislatura en la que se planteaba la propuesta y se pedía regular el acceso de mascotas a residencias y geriátricos”.
Uno de los primeros sitios de la ciudad en el que se comenzó a trabajar y a utilizar mascotas es Edificio Manantial. Natalia Godoy, directora institucional del lugar, destacó que la presencia de los perros genera un impacto profundo. “Cuando ingresan a la residencia, el clima cambia y de inmediato aparecen sonrisas, miradas atentas, manos que se extienden para acariciar, conversaciones espontáneas y recuerdos que se activan; personas que habitualmente se muestran retraídas se acercan, participan y se emocionan”.
La gerontóloga también aseveró que los animales funcionan como facilitadores del vínculo. “Operan como un lubricante social porque favorecen la interacción entre pares, reducen la sensación de aislamiento y fortalecen el sentimiento de comunidad. Donde -a veces- la palabra no alcanza, el vínculo con un perro abre un canal de comunicación simple, directo y profundamente humano”, indicó Godoy.
Tomsich manifestó que actualmente se habla de familia multiespecie. Fue por eso que se propusieron revincular a las familias con ese adulto mayor que, por diferentes circunstancias, vive en una residencia y perdió el vínculo con su mascota. “Este punto fue uno de la iniciativa, y el otro estaba basado en estudios internacionales que demuestran cómo ese vínculo de los adultos mayores con perros y gatos aporta mejoras a la salud física y mental de estas personas”.
El Sindicato, junto a organizaciones especializadas en entrenar mascotas, las preparan para realizar actividades terapéuticas y de compañía. “Con algunos se trabaja temas cognitivos y recuerdos, con otros se facilita la generación de vínculos y con otros -por ejemplo- se puede trabajar la motricidad fina. Antes de ingresar con las mascotas a un hogar, estos animales son adiestrados para evitar eventuales problemas de conducta que puedan afectar la salud, la seguridad y el bienestar de los adultos mayores, sostuvo Tomsich.
En la sede de Edificio Manantial, las actividades asistidas con perros forman parte de una propuesta planificada y coordinada por un equipo interdisciplinario conformado por gente de la institución y del Sindicato, que aporta sus entrenadores.
“No son encuentros improvisados, sino intervenciones pensadas para estimular funciones cognitivas, motoras y emocionales, integradas a la vida cotidiana en la residencia y acompañadas por protocolos de cuidado y seguridad”, afirmó Godoy. Y agregó: “La evidencia científica respalda lo que observamos a diario como mejoras en el estado de ánimo de las personas, disminución del estrés y la ansiedad, mayor motivación y participación social. Pero más allá de los indicadores, hay algo central que se pone en juego: el sentido, la pertenencia y la dignidad”.
La licenciada señaló que incorporar caninoterapia en una residencia no es sumar un complemento recreativo, sino profundizar un modelo de atención centrado en la persona, que entiende que cuidar también es generar vínculos, emociones y experiencias significativas. “A veces una caricia, una mirada o una sonrisa compartida con un perro dicen más que cualquier palabra”, remarcó.
Según Tomsich, “la incorporación de Edificio Manantial a este proyecto representa un paso de gran relevancia porque su inclusion en el programa aportó una mirada profesional y especializada que resulta fundamental para la consolidación y mejora continua de la iniciativa”.
En la Ciudad de Buenos Aires, la sanción la Ley 6.645/23 marcó un avance significativo al habilitar a las residencias de larga estadía para personas mayores a mantener vínculo con animales domésticos, ya sea mediante adopción, visitas o actividades terapéuticas asistidas con animales.
La ley reconoce, formalmente, la importancia del vínculo humano-animal en el ámbito institucional. Su normativa ya fue sancionada también en la provincia de Tucumán, y el trabajo conjunto avanza sobre más provincias para que puedan sumarse a esta iniciativa durante el próximo 2026.