Conocé al campeón del armado de carpas

Pablo, 36 años, es fanático del camping. Desde chiquito su casa en los veranos es una porción de tela clavada al piso. No recuerda lo que es un hotel. Dice que el contacto con la naturaleza no lo cambia por nada: “No existe el reloj, te despertás con el ruido del mar y te acostás cuando el fogón se apaga”, cuenta mientras se prepara para demostrar que es el carpero más rápido de la Costa.

Saca de un pequeño bolsito lo que será en un ratito un lugar para que duerman 3 personas. Dice que la clave es encontrar primero un piso llano y luego limpiar el terreno de piedritas y maderas: “Hay que tener en cuenta también la dirección del viento, como cuando clavás la sombrilla. La parte trasera de la carpa tiene que estar en diagonal al viento, para cortarlo”, explica el especialista, aunque en este caso no se trata de ubicación, sino de rapidéz.

Participaron más de ochenta acampantes en el torneo organizado por el camping “Miguel Lillo” de Necochea y Papa fue el más veloz. Unió las varillas, las estaqueó en las cuatro puntas, las cruzó de lado a lado y en un santiamén ya estaba terminada.

El camping es otra de las opciones que tienen los turistas que no desean el clásico hotel. Existen muchos que brindan servicios casi cinco estrellas. Por eso Pablo y su mujer, Lara Puente, derriban un mito y le contaron al diario Clarín: “Es mentira que hay bichos, esto es como estar en tu casa pero en el medio del bosque”. Hay que creerle, en muchas carpas se pueden ver microondas, heladeras, notebooks y hasta mesas con sillas.

“La gente quiere asistencia médica y vigilancia. Son turistas que tuvieron que bajar un escalón en su economía, cuidando el bolsillo, pero que continúan siendo exigentes al buscar servicios”, explica Rafael Mugica, dueño del Camping Miguel Lillo. Allí por ejemplo se ofrece piscina, Wi-Fi, restorán, almacén, colonia para los chicos, seguridad permanente, electricidad, códigos QR que brindan información sobre horarios, parcelas para carpas, cabañas y bungalows. El precio de uno de estos lugares puede costar hasta tres veces menos que en un cuatro estrellas.