Vicó, el prócer de Adrogué

Por Abigail Hermo

El reloj marcaba las 10. Parecía una mañana muy tranquila. El sol comenzaba a calentar lentamente el aire; el césped, recién cortado, se dejaba llevar al ritmo del viento. De pronto, apurando el paso, Pablo Vicó salía del Club Atlético Brown de Adrogué. "Espérenme que ya vuelvo", nos dijo. Era evidente, no venía a recibirnos a nosotros que estábamos llegando. Desde lejos, lo veo cruzarse al kiosko de revistas, ubicado a tan solo unos metros. Se trataba de una urgencia. Había pasado algo importante y tenía que verlo con sus propios ojos. Su club estaba en los diarios. El Brown de Adrogué había vencido al Rojo de Avellaneda.

Se demoró media hora en hacer 50 metros. Es que vecinos, amigos e hinchas no lo dejaban avanzar. Apenas lo veían pasar lo paraban, lo felicitaban, lo abrazaban. Estaban felices: para el hincha de Brown ganarle al "Rey de copas" era algo impensado.

El partido había terminado 1 a 1 y era el momento de los penales. Vicó sintió la necesidad de decir algo. Había que alentar a los jugadores, y lo hizo: "Rómpanle el arco. No busquen el lujo o el lucimiento personal. Gracias por todo lo que demostraron".

Y ellos le hicieron caso. Ninguno erró. Todos pegaron fuerte y se fueron disfrutando el dulce sabor de la victoria.

La sonrisa en la cara, el pecho inflado y el orgullo de estar, desde hace diez años, al frente de un equipo que, la noche anterior pudo escribir un capítulo más en la historia, en su historia. Esa que había comenzado allá por el año 2013, cuando Independiente descendió a la B. En su debut perdió 2 a 1 como local ante Brown, en el primer partido que ambos equipos se disputaban. Sin embargo, la alegría duró poco ya que, en el partido de vuelta, los de Avellaneda vencieron como visitantes.

Cinco años después Brown se tomó revancha y eliminó al Rojo de la Copa Argentina equilibrando la balanza a su favor y sus hinchas, quienes no olvidan las hazañas de su equipo: entonaron una canción que a los Diablos, no les cayó nada bien, ya que les recordó el peor momento de su historia. Su letra decía "los tenemos de hijos".

Hoy, un par de horas más tarde, la palabra "gracias" no para de salir de la boca de Pablo Vicó. "Gracias a ellos (señalando a los jugadores que ya ingresaban a la cancha) que lo hicieron posible. No tengo más que palabras de agradecimiento", repite una y otra vez.

Para Vicó, el Club Atlético Brown de Adrogué no es solo un trabajo, es su casa, su familia, su pasión, su vida. Es todo. "Vivo en la concentración del club por circunstancias de la vida, pero estoy contento, soy feliz. Brown es una gran familia, si bien somos un grupo muy reducido, nosotros vivimos el sentimiento muy profundamente. Brown es todo para mi".

Hoy "Bron", como suele decirle, que se ganó un lugar en los octavos de final de la Copa Argentina, avanza lleno de orgullo, pensando en el próximo partido, pero con la ilusión más viva que nunca de llevar una copa al barrio.