Ana Woolf se desempeñó durante muchos años como asistente de dirección de Eugenio Barba, en el Odin Teatret, de Dinamarca. Tiene su origen en el teatro stanislavskiano y fue discípula de Julia Varley, quien la dirigió en “Semillas de memoria” y “Blanca es la noche”, la obra que hoy se podrá ver a las 20 en el Teatro del Pueblo (Lavalle 3636, CABA).
El encuentro artístico internacional, que finaliza el 28 de este mes, tiene como eje “Arte, Memoria y Sanación”. Su objetivo es “poner en escena nuestra voz que está entre lo íntimo y político, no en lo épico, sino en la capacidad de acción múltiple con atención en el detalle. Una voz en perspectiva de género”, explican las organizadoras.
Quienes exponen sus obras son artivistas que han experimentado la herida de género ya sea por su color de piel, por su elección política, sexual e incluso lingüística. Y decidieron hacer de su herida su arte.
"Blanca es la noche"
Directora artística de la Red latinoamericana de mujeres en el arte contemporáneo, Ana Woolf plasma en “Blanca es la noche” un hecho del pasado que marcó su vida y arrancó de cuajo su inocencia durante la infancia.
La obra está inspirada en poemas de la brasileña Hilda Hilst; en la historia de la poeta italiana Alda Merini, quien pasó muchos años de su vida en un hospital psiquiátrico y logró sobrevivir gracias a la escritura de sus poemas; en una historia de Clarice Lispector (Miss Algrave), en la que las palabras permanecen encerradas y ahogadas en su cuerpo.
"La motivación original de esta obra estaba escondida en el alma del espectáculo y no pudo ser revelada sino hasta 9 años después", comenta Woolf a telefenoticias.com.ar, y se pregunta: "¿Qué hacemos con las palabras que no podemos decir, que se quedan atascadas en la garganta y los ojos se llenan de lágrimas por la impotencia?".
"Cuando algo nos duele a veces no podemos hablar, buscamos un escape
desesperadamente. Algunas personas escriben poemas, otras pintan, esculpen, otras se
suicidan, otras, crean obras de teatro", añade.
"Por experiencias personales y colectivas, empecé a pensar en otras mujeres que pudieron comunicar a través del arte cuando no podían hacerlo a través de la expresión oral", explica la artista.
"Un día una actriz brasileña vio un ensayo y me comentó su admiración por Clarice Lispector siempre hablando del abuso con formas metafóricas tan bellas", agrega Woolf. Esa mención fue reveladora: "Apareció mi verdad, mi dolor, el corazón del espectáculo. El monólogo principal que antes hacía yo como clown se transformó. Pude sacarme la nariz. Y escribí una historia que es mi historia de un abuso, la de Don Pérez, el abuelito del barrio de Liniers, cuando yo era niña", explica.
"Las palabras que quedan encerradas muchas veces se convierten en pajaritos en la cabeza, no nos volvemos locas porque sí, hay una razón profunda. Cuando los pajaritos pueden salir a través del arte, sanamos. Como sea, tenemos que hablar, no somos culpables de abusos de niñas", concluye.
El maltrato y el abuso sexual infantil
Según datos de la Secretaría Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia (Senaf), dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, un total de 2.658 llamados por motivos de abuso sexual infantil fueron recibidos a la Línea 102 de atención especializada sobre los derechos de las infancias entre octubre de 2020 y septiembre de este año, cantidad que duplica la reportada en los nueve meses previos.
Bajo un cielo de estrellas
Este jueves a las 19:00 se realizará la presentación del libro “Una mirada integral sobre el abuso sexual infantil. Bajo un cielo de estrellas”, de la abogada Norma Aparicio.
La autora analiza las herramientas jurídicas disponibles para el abordaje de esta problemática, propone un espacio de reflexión sobre el trabajo de todos los profesionales y comparte su experiencia a lo largo de muchos años en la temática.
La presentación se realizará a través de Zoom y se transmitirá en vivo por Youtube. Para participar, se debe completar un formulario.
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