Bettina fue adoptada por Beatriz desde su nacimiento, por lo que creció acompañada de una madre ícono de belleza. El teatro y las giras han sido las principales atracciones en su infancia. Recuerda haber recibido comentarios fuera de lugar en el colegio, por ser hija de una madre que decidía exponer su físico. Recuerda también preguntarle a Beatriz por qué posaba de manera particular cuando un camarógrafo le sacaba fotos. En esa ocasión, la respuesta de su madre fue tajante: “Soy una mujer sexy, por eso poso de esta forma”.
Madre e hija se amaron profundamente, en cada etapa, en cada obstáculo y desafío. Bettina es plenamente consciente de que, luego de que su madre se enterara en vivo en un programa de TV que su pareja la había engañado, ocurrió un quiebre en su vida. Aquella figura expuesta y extrovertida perdió trabajo y estabilidad económica, algo que había soñado desde joven. Pero nada de eso la detuvo, finalmente reanudó su labor artística con pleno empeño.
El fallecimiento de Beatriz generó un enorme impacto en la vida de Bettina, quien la acompañó hasta los últimos momentos. Decide recordarla con ese empuje que siempre la caracterizó, con sus risas y todas aquellas anécdotas compartidas en conjunto. La amó y sigue amando, profundamente.
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