Franco tiene 23 y es actor. Nació entre artistas y se preparó y estudió para convertirse en ello. Perdió a su mamá a los 10 años pero el legado de la actriz persiste en él, no sólo en los rasgos sino también en su vocación artística.
Su apellido materno es Yankelevich, una marca en sí misma. Su tatarabuelo Jaime trajó la TV a Argentina. "A veces me cuesta creerlo". Él es la quinta generación de Yankelevich vinculados a los medios. "El apellido no me pesa, me enorgullece. Es como una medalla de honor", pondera, en una entrevista con Telefe Noticias.
"Crecí en este ambiente y es muy difícil que no te invadan las ganas de hacer esto", reconoce el artista. Asegura que a los ocho años decidió que querría ser actor. Para lograrlo, estudió en Londres: "Necesitaba hacerlo por mí y para probar que lo que tengo lo tengo por mí".
Junto a Romina crearon un mundo de juegos y fantasía pero también un espacio para resguardarse del bullying que sufrió en la escuela, hasta que ella falleció. "Yo no la despedí, ella no se fue. Está", confiesa.
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