El campamento de Ucrania donde entrenan chicos de hasta ocho años para matar rusos

Alguien podría pensar que la foto es el retrato de una escena de película, pero lejos está de ello. En la imagen hay una chica y dos chicos que miran a su instructor. El último de la fila sostiene, al igual que el resto, un rifle, mientras su cara expresa miedo.

“No piensen que su blanco es un ser humano”, recomienda al instructor. Su blanco son los rusos y el que habla es uno de los líderes del campamento de verano "Temperamento de voluntad", organizado por un ala del partido nacionalista ucraniano. Allí adolescentes y nenes de hasta ocho años aprenden a manejar armas y, en otras palabras, a matar.

Un equipo de la agencia de noticias Associated Press accedió al lugar, escondido en un bosque al oste del país, donde aseguran que nunca les apuntan a personas. Yuri “Chornota” Cherkashin habla claro, convencido de cada palabra que sale de su boca. “Para nosotros los separatistas, esos hombrecitos verdes, ocupantes de Moscú, no son personas. De modo que a ellos sí podemos apuntarles”.

Los nacionalistas que integran ese equipo tienen lazos con el Gobierno y actúan de forma directa en el conflicto de Ucrania y Rusia. Según AP el ministerio de la juventud y el deporte asignó 150.000 dólares a algunos de las decenas de campamentos. El objetivo, según el ministerio, es brindar “una educación nacional patriótica”, aunque asegura que “no analiza las actividades de agrupaciones específicas”.

Además del entrenamiento militar, los chicos también reciben cursos para combatir "todos aquellos desafíos que podrían destruir" la civilización europea. Entre esos "desafíos" se encuentran los derechos de la población LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transexuales). Para los encargados del partido, representan una señal de la decadencia occidental.

"Hay que ser conscientes de todo eso", explica el instructor Ruslan Andreiko. "Todas esas cuestiones de género, perversiones de los bolcheviques modernos que llegaron al poder y que ahora tratan de meter en el sistema educativo, todas esas cosas LGBT, como las marchas del orgullo gay".

Una de las rutinas consiste en despertar a los jóvenes con un estallido en el medio de la noche. Inmediatamente deben salir de sus carpas y tomar las armas y cargarlas todo el día. Un chico de 18 años, el mayor del campamento asegura que hay que estar preparado. “Vine para aprender a protegerme a mí y a la gente que amo”, sentencia.

Fuente y fotos:  Associated Press.