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Tailandia: la historia del chico apátrida que se volvió vocero del grupo atrapado en la cueva

Adul Sam-on es una de las más de 400.000 personas que no tienen nacionalidad y el único de los atrapados que habla inglés.
Por Telefe Noticias

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Allí donde todo es oscuridad, en la cueva de Tailandia que mantiene en vilo al mundo, están las historias de los chicos y su entrenador atrapados con la esperanza de salir de nuevo a la luz.

Adul Sam-on es uno de los protagonistas y también voceros del grupo. Es el único que sabe habla inglés y también uno de los miles de chicos de ese país del sudeste asiático que es apátrida, es decir, que no tiene nacionalidad.

El joven aparece en una de las imágenes que dieron la vuelta al mundo. Viste una remera roja y una linterna le ilumina el rostro, que luce preocupado. “Me llamo Adul, estoy bien de salud”, contesta el chico que nació en Birmania y fue educado por profesores en Tailandia.

Después, desorientado, pregunta: “¿Qué día es hoy?”. Adul habla con los socorristas que los hallaron el lunes. El grupo quedó atrapado en la cueva, luego de un fuerte temporal que los obligó a refugiarse.

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Ahora, tras ser encontrados con vida tras permanecer dos semanas desaparecidos, el mundo sigue de cerca el rescate a contrarreloj que ya se cobró la vida de uno de los buzos que les había entregado una reserva de oxígeno y no pudo volver a la superficie porque se quedó sin aire.

Adul, que nació en el Estado Wa, una región del este de Birmania escenario de una guerrilla étnica, también habla tailandés, birmano y chino y estudia en el mismo colegio desde que tiene siete años, tal como consigna la agencia de noticias AFP.

Los combates entre la etnia rebelde del Ejército Unido del Estado Wa (UWSA) y el ejército birmano provocaron el exilio de miles de habitantes de la zona, en busca de seguridad y de mejores condiciones de vida, sobre todo a Tailandia.

Adul, que dejó a su familia para recibir una mejor educación, es una de las más de 400.000 personas registradas como apátridas en Tailandia, según la Agencia de Refugiados de la ONU. Algunas fuentes calculan sin embargo que habría 3,5 millones.

No tiene certificado de nacimiento, ni documento, ni pasaporte, razón por la cual no puede acceder a derechos fundamentales, como casarse, conseguir un empleo, abrir una cuenta bancaria, poseer bienes o votar. En Tailandia, sin embargo, está la promesa de registrar a todos los apátridas antes de 2024.

Los profesores del colegio Ban Pa Moea, donde el chico estudia elogian sus dotes lingüísticos, sobre todo en inglés, en un país donde son muy pocos los que hablan esa lengua.

Uno de ellos es Adul, que mantiene la firmeza aún en medio de la oscuridad. Sus conocidos dicen que no se desanima. Que espera, cuanto antes, el milagroso rescate para recuperar su vida y volver a jugar al fútbol y a tocar la guitarra y el piano. "Es una maravilla", dice el director del colegio Phunawhit Thepsurin. "Es bueno en los estudios como en el deporte".

Con información de AFP.