En septiembre del 2020, Diego Espínola tenía 30 años, era padre de cinco hijos, residía en el barrio Don José, en Florencio Varela, lugar donde vivió siempre.
Uno de sus mejores amigos era Maximiliano Flores. Fueron a la escuela, jugaban al fútbol, tenían el mismo grupo de amigos, crecieron juntos.
La noche del sábado 26 de septiembre de ese año, Diego se juntó en su casa con su familia a comer unas pizzas, y le pidió a su cuñado Fabio si lo acompañaba a ver a alguien ahí cerca, antes de comprar las pizzas. Este alguien era Maximiliano.
Se encontraron Diego y Fabio con Maximiliano, Fabio quedó un poco alejado, no llegaba a escuchar la conversación, pero sí podía verlos. Estaban hablando, y cuando Diego empieza a caminar, se escucha un disparo, cae al piso, y también recibe un disparo Fabio. Maximiliano se va corriendo. Desde ese momento está prófugo.
Diego estuvo internado desde ese momento (35 días) y murió el 1 de noviembre.
A Maximiliano no lo vieron nunca más, sus papás y familia, a los dos días se mudaron del barrio, a pesar de haber vivido ahí desde hacía años. Jamás volvieron. Él es considerado un prófugo de la justicia y se ofrecen $5.000.000 de recompensa por información sobre su paradero.
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