Portada  |  24 marzo 2023

Exclusivo | Carta desesperada: esta es la carta de un preso político a Juan Pablo II

En la Nochebuena de 1979, Luis Baronetto logró que Pio Laghi se llevara la carta que había escrito a escondidas en la cárcel de Caseros. Más de 40 años después, supo que su denuncia había llegado al Papa.

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La escondió durante días en su nariz. Era un “caramelo”, una cápsula del tamaño de un remedio, que llevaba oculta en su nariz. Estaba formada por cinco hojas de papel para armar cigarrillos. En nombre de los presos políticos de la entonces cárcel de Caseros, Luis Baronetto, estaba decidido a que la Iglesia católica supiera de las atrocidades de la dictadura cívico-militar.

El documento es parte del libro “La verdad los hará libres” -escrito por Carlos Galli, Juan Durán, Luis Liberti y Federico Tavelli-, que reúne cientos de documentos intercambiados entre la Conferencia Episcopal Argentina y la Santa Sede.

Telefe Noticias accedió en exclusiva a los informes eclesiásticos sobre la nota del joven detenido. La historia de cómo llegó desde una celda porteña hasta el Vaticano es atrapante.

Un mensaje desesperado

El 24 de diciembre de 1979, los internos del pabellón de presos políticos se enteraron de que los visitaría el presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Monseñor Pio Laghi. En representación de los presos políticos, Luis escribió una carta dirigida a Juan Pablo II, que llegaría a través del propio Laghi. En la nota, Baronetto describe el accionar del Terrorismo de Estado de aquellos años: secuestros, desapariciones, torturas y muerte de miles de personas. 

Aquella denuncia fue escrita en un papel de armar cigarrillos. Pero ¿cómo llegaría hasta Laghi? El hombre dobló el papel en varios pliegues y lo escondió en una fosa nasal para evitar que la descubrieran los guardias.

El director de la cárcel no permitió que el obispo de la CEA se encontrara cara a cara con los internos: sólo permitió que les diese la mano a través de la ventanita por donde pasaban la comida. Cuando llegó la mano de la máxima autoridad clerical, Luis tenía ya entre sus dedos “un caramelo” con la carta adentro. Esa carta fue transcripta en español y en italiano por la Conferencia Episcopal y enviada al Vaticano.

Recién en estos días, con la desclasificación de los documentos, supo que la carta había llegado al Vaticano. Se lo confirmó Luis Liberti, teólogo y amigo encargado de observar con protocolos los documentos que devela el intercambio epistolar entre la Comisión Episcopal Argentina y el Estado del Vaticano durante la última dictadura cívico-militar.

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