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Así viven hoy los habitantes de la antigua "ciudad de los enanos" de Irán

Hace un siglo Majunik tenía residentes que medían un metro. Varias de las casas del actual casco histórico son excepcionalmente bajas. Confían en que el turismo ayude a potenciar su economía.
Por Telefe Noticias

Así viven hoy los habitantes de la antigua "ciudad de los enanos" de Irán | Curiosidades
Curiosidades: Así viven hoy los habitantes de la antigua "ciudad de los enanos" de Irán

"Hoy los jóvenes se marchan a las ciudades vecinas para trabajar y traer dinero y comida. Las mujeres hacen algunos tejidos, pero fuera de eso no hay trabajo", sin embargo, "las cosas son mejor de lo que eran antes", "la gente era baja y regordeta y ahora somos altos y flacos".

Es el testimonio de Ahmad Rahnama, un habitante de Majunik de 61 años, quien dirige un museo dedicado a las tradiciones y arquitectura histórica de su villa natal, en el extremo oriental de Irán.

De esa manera se refiere al pasado local: hace aproximadamente un siglo algunos de los residentes de Majunik medían un metro, unos 50 centímetros menos que la estatura promedio de la época.

A partir de ello es que muchos denominan a esta aldea de 1.500 años, ubicada a unos 75 kilómetros de la frontera con Afganistán, como la "ciudad de los enanos".

Cabe destacar que el mito también fue alimentado por el hallazgo en 2005 de un cuerpo momificado que medía 25 centímetros, aunque luego los expertos determinaron que los restos pertenecían a un bebé prematuro muerto hace unos 400 años, informó BBC.

Sin embargo, varios de los 700 habitantes actuales recuerdan que las generaciones anteriores eran mucho más bajo que lo normal, hecho al que contribuyó en forma significativa la desnutrición, ya que siempre fue difícil criar animales y cosechar en esta región seca y desierta.

Según contó Rahnama a BBC, a mediados del siglo XX se desarrolló la construcción de carreteras. "Cuando llegaron los vehículos la gente pudo empezar a traer comida de los pueblos vecinos, así que pronto hubo para comer algo más que pan y kashk-beneh (suero y un tipo de pistacho que crece en las montañas)", explicó.

Respecto a las viviendas, el casco histórico de Majunik presenta unas 200 casas de piedra y barro. De ellas, entre 70 y 80 son excepcionalmente bajas, con alturas que van de los 1,50 a los 2 metros y cielos rasos que en algunos casos no superan el metro y medio.

De acuerdo con Rahmana la escasa estatura de sus habitantes no era la única razón del pequeño tamaño de esos hogares. Los malos caminos y la escasez de animales domésticos grandes obligaban a los locales a transportar los materiales a mano durante kilómetros, por lo que optaban por levantar casas con menos materiales.

Por otra parte, las viviendas más pequeñas tenían la ventaja de ser más fáciles de calentar o enfriar, y de camuflarse mejor con el entorno ante el peligro de invasores.

Sobre la economía actual, aún se desarrolla poca agricultura a causa de las sequías y ello genera que los más jóvenes partan en busca de trabajo y de dinero que luego puedan llevar de regreso.

Mientras los habitantes más viejos dependen de subsidios estatales, otros habitantes como Rahmana confían en que la arquitectura única de la aldea logre atraer a cada vez más visitantes y que ello potencie el turismo y el comercio.