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Una sirena de 93 años: lleva 33 años haciendo brazadas en la misma pileta de Lomas de Zamora

A punto de cumplir 93 años se entrena tres veces por semana y no falta a la pileta de la Escuela de Gimnasia y Natación "Malter Terrada" ni siquiera los días de frío.
Por Telefe Noticias

Deportes: Una sirena de 93 años: lleva 33 años haciendo brazadas en la misma pileta de Lomas de Zamora

Lelia se mueve como pez en el agua. No es para menos. Lleva 33 años haciendo brazadas en la misma pileta de Lomas de Zamora. Cuando comenzó ya tenía 60 años.

Lelia había aprendido a nadar de chica para darle pelea al asma y en su juventud hasta se había entrenado para competir. Pero los compromisos laborales y la crianza de los tres hijos primero, y la llegada de los nietos, después, fueron postergando los tiempos para desarrollar a pleno su actividad deportiva.

Hoy, a punto de cumplir 93 años, se entrena tres veces por semana y no falta a la pileta de "Malter Terrada" ni siquiera los días de frío que la invitan a quedarse refugiada en casa.
“Una vez que salgo se me pasa toda la pereza y voy caminando esas cinco cuadras hasta la pileta con muchas ganas”, confía Lelia a Telefe Noticias.

Es parte de su filosofía para sentirse mejor. El deporte la fortalece. No necesita bastón, y cada tanto viaja en tren y colectivo porque quiere probarse si aún tiene “el equilibrio”: “A veces lo hago especialmente por el hecho de no quedarme y para evaluar mi equilibrio. Además de asegurarme de que sigo teniendo independencia”.

A Lelia le encanta nadar espalda pero ejercita casi todos los estilos. “Mariposa ya no. Cansa demasiado”, reconoce. Los entrenamientos mantienen su ritmo. Acaso solo incursionen en algunos cambios. “Cuando hago la brazada de pecho uso la patada de crol para no perder velocidad. Porque tengo algo de artrosis y esas cosas de los viejos”, comenta.

El corte obligado de la pandemia quedó grabado para siempre en su memoria: “De ese 12 de marzo de 2020 no me olvido más. Extrañé mucho nadar pero ni bien se volvió, volví a la pileta. Es que no podría hacer todo lo que hago si no siguiera nadando”.

En la pileta sus compañeros la observan con admiración. Todos son más jóvenes y reconocen en ella a una deportista que es ejemplo de fortaleza, voluntad y disciplina.

Su familia creció, tiene 3 hijos, 5 nietos y 4 bisnietas. Y hasta que se jubiló trabajó como administrativa. “Cuando me casé, los hombres no hacían nada más que el jardín y el asado los domingos. Tuve un matrimonio a la antigua pero siempre trabajé y me animé a hacer lo que nadie hacía”, cuenta Lelia, que enviudó hace unos años.

El deporte siempre fue un sostén en su vida y un camino de desafíos. “A mi me mantiene bien. A través de los años me doy cuenta de que fue importante nadar. No haberme dejado estar. Lo recomiendo muchísimo pero eso va en cada uno”, dice.