El cuerpo de Raylynn presenta una particularidad: de cintura para arriba parece una joven atlética, pero de ombligo para abajo su anatomía tiene unas proporciones desmedidas.
Esta estadounidense sufre Linfedema, una inflamación en su trasero y piernas ocasionada por la obstrucción del sistema linfático. Ello la hace retener líquidos en la zona y sus muslos alcanzan los 177 centímetros de grosor.
A pesar de sus curiosas proporciones, Raylynn se define a sí misma como una firme defensora de la positividad del cuerpo y le saca el máximo partido a sus curvas, según La Vanguardia.
Su cuenta en Instagram love.randalin tiene más de 150.000 seguidores y allí ella se expone sin vergüenza. Disfruta mostrándose tal y como es. Además, no tiene reparo en reírse ella misma de su enfermedad en los comentarios con chistes como: ¿Dónde está mi silla?".
Además, Raylynn tiene una página web donde vende sus fotos más íntimas por 11,99 dólares al mes a los suscriptores.
Son imágenes diferentes a las que enseña en Instagram o Facebook, pero no son pornográficas. "No soy ni seré una estrella del porno. Tengo una hija y no quiero que vea la vagina de su madre en internet", aclara en uno de sus vídeos.
Como es de esperar, su popularidad viene también con algunos detractores, quienes la acusan de engañar usando retoques fotográficos para que su trasero parezca aún más grande en internet.
Para desmentir esas versiones, esta mujer de Georgia compartió videos, como el siguiente:
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