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El día que conocí a Jennifer Aniston, por Agustina Casanova

Ella es una de las actrices más queridas de Hollywood y nunca para de sorprender a sus fanáticos. Hoy, en jueves de recuerdo, Agustina Casanova nos trae su experiencia entrevistándola. La previa al encuentro, el trato cara a cara y su caminata a solas con Jennifer.
Por Telefe Noticias

El día que conocí a Jennifer Aniston, por Agustina Casanova | Espectáculos
Espectáculos: El día que conocí a Jennifer Aniston, por Agustina Casanova

Al pensar en Jennifer Aniston varios roles de la actriz vienen a la mente. Sin duda, Rachel de 'Friends' quedará en el corazón de todos.

El éxito profesional, la fama y su vida personal siempre despertó curiosidad y ocupó tapas de todas las revistas.

Productora, empresaria, ícono y estrella de Hollywood logró reinventarse y aggionarse a las épocas. El personaje que interpreta en la serie The Morning Show, Alex Levy, y por el que ganó varios premios, tiene los pantalones bien puestos.

Hoy con mas de 30 millones de seguidores en Instagram, se la ve real, auténtica y divertida. 

Eso es ella. Lo comprobé el dia que tuve la oportunidad de entrevistarla, en Los Ángeles, por la secuela de la película ‘Quiero Matar a mi Jefe’.

 

La cita fue en un reconocido hotel de Beverly Hills. La noche anterior dormí poco y nada.

El sueño de conocer y entrevistar a Jennifer Aniston estaba a punto de concretarse. Nervios, ansiedad y una espera larguísima.

 

Llegué alrededor de las 10 am. Mi entrevista estaba pautada a un horario matutino, pero cortaron para el almuerzo y me pasaron para la tarde.

Lo curioso del asunto es que quedé última en la fila. No recuerdo cómo pasó pero fui la última del día (ya habían pasado decenas de personas antes) en entrevistarla. Lo primero que pensé fue...!Ya debe estar harta de ver y contestar preguntas de periodistas de todo el mundo!

Sin embargo, la sorpresa fue inmensa. Sonriente y predispuesta contestó cada una de mis preguntas. Lejos del lugar de diva, su actitud reflejó la humildad de los grandes.

"Tenes cinco minutos", me dijeron detrás de cámara. "Solo preguntas de la película. Nada de preguntas personales o incomodas. Ni se te ocurra pedirle una foto".

Eran las reglas del juego y así las aceptábamos todos.

De yapa. Salimos juntas del set, recorrimos un largo pasillo. Llegamos al lobby del hotel. Ella, rodeada de custodios, se subió a la limousine. Tomé un taxi con el material en mano y una sonrisa de oreja a oreja.

Para mi, el sueño estaba cumplido.

Por Agustina Casanova