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Músico prodigio: Marcos Carreras, el violinista de 12 años que asombra al mundo

Sorprende a expertos y neófitos por su presencia escénica, destreza y capacidad interpretativa.

Por Gabriela Cerioli

Músico prodigio: Marcos Carreras, el violinista  de 12 años que asombra al mundo | Espectáculos
Espectáculos: Músico prodigio: Marcos Carreras, el violinista de 12 años que asombra al mundo

A sus 12 años, Marcos Carreras tiene oído absoluto y aprendió a tocar el violín a los 4, antes que a leer. Debutó como solista en el Teatro Colón a los 11. Pese a su corta edad, atesora una amplia trayectoria arriba de los escenarios. Por su talento, la Fundación “Corporación América” le otorgó una beca y el Ministerio de Educación de CABA lo incorporó al programa “Artista de Alta Dedicación”.

Es que Marcos nació para la música. Cuando se para frente a una partitura, sea un auditorio minúsculo o un teatro de gran envergadura, el virtuoso violinista sorprende a expertos y neófitos por su presencia escénica, destreza y capacidad interpretativa.

“Cuanta más gente me mire en un concierto, mejor. No me pone nervioso. Al contrario, me motiva tocar para mucha gente”, afirma el músico prodigio de larga cabellera y pícara mirada.

En cada presentación individual o colectiva, emprende una especie de ritual, detrás de bambalinas. “Antes de pisar un escenario, pienso cómo cautivar al público”, confiesa “Marquitos” con la sorprendente madurez de un adulto.

 

“Me encanta esta carrera. Amo la música”, enfatiza el pequeño de Almagro.

Recientemente, estuvo tocando en el marco de “La Noche de los Museos”, en los estudios de Radio Nacional Clásica, y en el Concierto “El Legado”, un homenaje al reconocido violinista y pedagogo Rafael Gíntoli (su actual maestro) en el Salón Dorado del Teatro Colón. Antes, se había presentado en la Usina del Arte, el Teatro 25 de Mayo, el Palacio Libertad y el Centro Cultural San Martín, entre otros.

Marcos ya tuvo el privilegio de tocar junto a la Orquesta Aeropuertos Argentina, la Orquesta Sinfónica Municipal de San Martín, la Orquesta Sinfónica Municipal de Avellaneda y la Orquesta del Tango de Buenos Aires, durante el “Octavo Festival Konex de Música Clásica 2023” y en la entrega de los premios “Radio Nacional Clásica 2023”.

Hijo de violinistas, el violín fue su juguete preferido. “Recuerdo que, a los 4 años entré a la habitación de mis padres. Ahí estaba mi mamá ensayando un tango. A los pocos minutos, entró mi papá preguntando: '¿Marquitos, te gustaría empezar a tocar violín?'. Le respondí que sí, de una. Porque este instrumento de cuerda siempre me pareció super dulce, lindo. Y aquí estoy”, reseña el músico.

Percibiendo “enamoramiento a primera vista”, sus padres lo inscribieron en el Centro Suzuki de Buenos Aires, para que aprendiese los conceptos básicos del violín. “Mi primer maestro fue Eduardo Ludueña”, comenta. A los 6 años fue invitado a tocar en el Live Virtual Concert, y a los 7, en el Concierto Cuatro Naciones, con buenos comentarios de los asistentes.

Ávido de adquirir mayores conocimientos, el pequeño participó de clases magistrales con la profesora Yolanda Wu, el maestro Rolando Prusak y el maestro John Mc Grosso, renombrado profesor de la Universidad de Missouri. “La clase con el profesor me solucionó un montón la técnica”, asegura con madurez.

Pese a que le dedica suficiente tiempo a los conciertos y a la formación musical, no descuidó los estudios en una institución educativa primaria, de la que está egresando. “En 2026, voy a empezar primer año en la Escuela Juan Pedro Esnaola”, revela Marquitos agregando que las autoridades armarán un secundario más a medida, que le permita continuar con su formación, cumplir con los compromisos musicales y realizar giras dentro y fuera del país.

“A pesar de los conciertos que tengo, ellos no me exigen. Por el contrario, diagraman mi vida para que también juegue como cualquier niño de mi edad”, admite.

Precisamente, en los ratos libres, además de encontrarse con sus amigos, el fan de Ferrocarril Oeste y declarado “refutbolero”, le dedica tiempo a ordenar su habitación. “Soy un varón ordenado. Considero que dentro del desorden hay un orden, siempre. Puedo tener todo desparramado, pero sé dónde está cada cosa”, remarca el pequeño artista.

Dentro de esa habitación pulcra y ordenada, se destaca un violín de cartón y una amplísima colección de peluches que le hacen compañía. “De chiquito, me encariñé con los peluches. Tengo 170 y sé los nombres de cada uno. Soy un coleccionista de cosas inútiles o ‘bolucosas’, como dice mi madrina Cecilia (violista de la Orquesta Municipal de Avellaneda)”, se ríe.

Con un porvenir promisorio, el virtuoso violinista aspira a seguir conectando con el público y transmitir emociones profundas. Pero paso a paso, sin quemar etapas. “Mi sueño es hacer una gira internacional y tocar en los lugares más importantes de Europa”, concluye.