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El día que Benedicto XVI renunció (y sólo una persona se dio cuenta)

Entre el avance de su edad y las internas en la Iglesia, el Sumo Pontífice se dirigió al mundo en latín. Sólo una periodista supo lo que estaba pasando.
Por Telefe Noticias

Internacionales: El día que Benedicto XVI renunció (y sólo una persona se dio cuenta)

Había asumido el máximo liderazgo en la Iglesia Católica a su pesar. Y no le incomodaba reconocerlo: entendía que el sucesor de Juan Pablo II debía ser alguien joven y con más fuerza. Lo contó en un encuentro con feligreses alemanes en 2005: "Le dije al Señor 'No me hagas esto... Tienes personas más jóvenes y mejores que pueden enfrentar esta tarea". Casi ocho años después de su entronización, se dirigió al resto de los cardenales y al mundo en latín para anunciar un cambio inédito en la institución: su renuncia. Fuera de los religiosos, sólo una persona entendió de qué estaba hablando: Giovanna Chirri.

El lunes 11 de febrero de 2013, los periodistas que cubrían el consistorio ordinario aguardaban novedades sobre canonizaciones y beatificaciones. Todo eso quedó eclipsado por la noticia de la renuncia del Papa Benedicto XVI. Chirri, enviada de la agencia italiana ANSA era la única que hablaba latín en la sala. "Yo iba porque se anunciaría la canonización de una mexicana, la madre Lupita Zavala", explicó más tarde la periodista que tuvo la primicia de la dimisión del obispo alemán.

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La primera información dada a conocer fue el discurso de Benedicto XVI en esa lengua muerta. "Quapropter bene conscius ponderis huius actus plena libertate declaro me ministerio Episcopi Romae, Successoris Sancti Petri, mihi per manus Cardinalium die 19 aprilis MMV commissum renuntiare", esa frase era lo más destacado de su carta. Chirri comprendió al instante el significado de esas palabras y se comunicó con el entonces portavoz del Vaticano, el padre Federico Lombardi, que confirmó lo que había interpretado. La novedad se esparció al mundo a las 11.46. Recién cuando, minutos más tarde, el Vaticano difundió en otros idiomas el contenido del texto, el resto de la delegación supo del cambio. Era el primer Papa en renunciar en más de 700 años.

"Bien consciente de la seriedad de este acto, con total libertad declaro que renuncio al ministerio del Obispo de Roma, sucesor de San Pedro, confiado a mí por los cardenales el 19 de abril del 2005", decía la nota, entre otras palabras.

La edad, un problema

En el anuncio de su renuncia, Benedicto XVI reconocía que sus 86 años le pesaban en su labor. "Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando", argumentó. "Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado", siguió.

El diario oficial del Vaticano, L'Osservatore Romano, aseguró más tarde que la decisión de Benedicto XVI había sido meditada durante casi un año. La gira papal a México y Cuba, en marzo de 2012, había demostrado que su salud no lo acompañaba en la renovación eclesiástica que pretendía liderar, en especial ante las internas hacia adentro de la institución. El papado de Juan Pablo II había durado casi 27 años y se esperaba que el nuevo pontífice brindara un nuevo aire a la Iglesia, señalada de forma creciente por diversos abusos, en especial de índole sexual. "La decisión del Pontífice se tomó hace muchos meses, tras el viaje a México y Cuba, y con una reserva que nadie pudo romper, después de haber examinado ante Dios reiteradamente la propia conciencia", consignó el diario.

La renuncia completa

"Queridísimos hermanos,

Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.

Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria.

Vaticano, 10 de febrero 2013."